«I just wanna be your end game».
La misteriosa llegada de Giovanna Malfoy a Hogwarts deja intrigados a todos los alumnos.
Cuando Hermione Granger comienza a sentir que su título de "mejor de la generación" corre peligro, comienzan los enfrentamiento...
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THEO tomó su mano entre las suyas y con un lento movimiento, prosiguió con su actividad haciéndola soltar un jadeo.
—Me duele, idiota —gruñó la italiana, retirando su mano de Theo para ver la cicatriz que había obtenido tras horas en la oficina de Umbridge—. Creo que no soportaré a esa hija de puta un día más.
—Deberías contarle a Snape —insistió Theo, su tono firme pero comprensivo mientras mantenía su mirada fija en la cicatriz que recorría la mano de Giovanna.
—No quiero que nadie más lo sepa —respondió ella, apartando la vista.
Theo la observó en silencio, sus manos aún extendidas hacia ella, como si esperara que volviera a dárselas. Después de un momento, una leve sonrisa apareció en sus labios.
—Giovanna... —dijo suavemente, acercándose un poco más—. Sabes que siempre estaré aquí para ti, ¿verdad? —su voz se suavizó aún más—. Te amo.
Giovanna se quedó completamente inmóvil, el aire desapareciendo de sus pulmones. Sentía su corazón latir con fuerza en el pecho, pero no de la forma cálida y reconfortante que se suponía debía sentir. No... era frío, gélido, una opresión que le recordaba lo que había sucedido la noche anterior.
Theo le sonreía, tan confiado, tan seguro de sus palabras. Y ella... ella no pudo evitar sentir el peso de la culpa arremolinándose en su interior, arrastrándola hacia una realidad que no podía ignorar. Había pasado la noche anterior con otra persona, una traición que ahora ardía en su conciencia como el dolor de su cicatriz.
—Yo... —intentó hablar, pero su garganta se cerró. Las palabras no salían, el peso del remordimiento le robaba el aliento.
Theo frunció ligeramente el ceño al ver su reacción.
—¿Giovanna? ¿Estás bien? —preguntó, su tono ahora preocupado.
Ella asintió rápidamente, evitando su mirada, sintiendo el vacío en su pecho expandirse. No sabía cómo decirle, no sabía si podría hacerlo sin destruirlo.
Giovanna intentó respirar hondo para tranquilizarse. Tenía que ser honesta, no podía seguir ocultando lo que sentía, y mucho menos después de lo que había hecho. Le debía la verdad a Theo.
—Theo, yo... —comenzó, mordiéndose el labio mientras sus pensamientos se atropellaban. Las palabras parecían tan difíciles de articular—. Hay algo que debo decirte. Es sobre mis sentimientos...
Theo inclinó la cabeza, su expresión cambiando ligeramente. Sus ojos se entrecerraron por un momento, pero su sonrisa no desapareció del todo.
—Ya sé lo que vas a decir —la interrumpió de repente, apretando ligeramente su mano y dándole una mirada que mezclaba dulzura con algo más oscuro—. Estás confundida, ¿verdad? Lo entiendo, Giovanna. No es fácil... la escuela, Umbridge, todo eso te está afectando. Es normal que sientas que las cosas no son como deberían ser.
