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2015.

Inglaterra era conocido por su clima, siempre con lluvia, húmedo y nublado, algo que a Sainz no le agradaba. A diferencia de su bella España, aún le costaba adaptarse a dicho clima.

La alarma sonó cerca de las siete de la mañana, hora perfecta para empezar su rutina diaria. Apenas era lunes y ya se sentía ligeramente pesado, pero no era para menos, había pasado el resto del domingo en su gimnasio personal, quería estar completamente en forma para todo una semana de puro trabajo.

Las mañanas del español se basaban en su desayuno, una rápida ducha, calentar en su departamento e ir a la pista de Red Bull para entrenar con su compañero de equipo, Max Verstappen.

Poco antes de subirse a su Golf, su teléfono vibró, en la pantalla de veía un Maxie. V en mayúsculas, el neerlandés solía llamarlo minutos antes para asegurarse de su ida al entrenamiento, pero esta llamada era algo diferente.

— Max, estoy saliendo, no debes hacer esto todos los..— no logro terminar su frase.

— Será mejor que te apures, Carlos, no sabes quién está aquí.

El español no comprendía lo que le ocurría a su compañero. Max solía actuar por sus impulsos muchas veces, cosa que lo asustaban.















🏁
















Llegando a la pista pudo notar que el movimiento era más rápido, ingenieros que iban y venían de un lado al otro, revisando los autos de forma frenética, algo que Sainz solo se acostumbraba a ver los días de carrera.

— ¡Max!, ¿qué ocurre?

— ¿Te acuerdas lo que dije en llamada?, okey, llegó Eva Leclerc — el neerlandés habló con emoción.

— ¿Quién? — lo miró confundido.

Aquello fue como decile el peor insulto al rubio.
Pues Eva Leclerc era una de las pocas mujeres que destacaba en la Fórmula 1 femenina, trabajaba bajo el logo de Mercedes-Benz siendo la favorita de Toto Wolff. Para Verstappen, que Sainz no supiera quién se era se asemejaba a una falta de respeto.

Antes de pegar el grito en el cielo y contarle toda la historia de la chica, fue interrumpido por la misma.

— Perdonen, ¿ustedes son Sainz y Verstappen?, me dijeron que los buscara..

Sainz se quedó helado. Aquella chica brillaba con su presencia, su cabello castaño y ligeramente ondulado, los labios un poco abultados, sus ojos marrones, era imposible no quedarse flechado con ella.

— ¡Si! — se apresuró el neerlandés — somos nosotros, es un gusto conocerte.

Aquella respuesta tan rápida le sacó una sonrisa a la castaña. Sin darse cuenta habían empezado a caminar los tres juntos.

— Entonces, ¿desde qué edad estás en Mercedes? — habló el rubio, tal como lo hacía desde el principio del recorrido.

— Desde los once — respondió viendo discretamente a Sainz, quien no había hablado.

Allí fue que Verstappen le hizo la pregunta que a los dos les intrigaba, la edad de ella.

— ¿Tienes quince años? — el español dijo exaltado, ¿como había pensado en ella de esa forma cuando era tan joven?

— Bueno, supuse que lo sabían — soltó una risa divertida.

La charla iba a continuar alrededor de eso, solo si no hubieran sido interrumpidos por el manager de la más joven.

— Fue un gusto conocerlos, ¡nos vemos!— gritó ya alejada de ellos.

Ambos se habían quedado helados, Verstappen al saber que era tan joven y Sainz por todo lo que implicaba dicha joven.
















🏁
















Lo que restaba de la tarde, Sainz se había quedado pensando en aquella joven, aún sin creer su edad.

— Quince años, tío —susurro sin darse cuenta que Max estaba allí.

— ¿Piensas en Eva?.. si lo ves así, no es más joven, solo son dos años que le sacas.

Pero Sainz negó, ella tenía quince y el diecisiete, le parecía una burrada.

Aunque aún era la primera vez que la veía, que hablaba con ella, que la oía hablar.. no sabía que pasaría en un futuro con la joven Leclerc.

TORO ROSSO | C. SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora