Finales de 2015.
Capítulo corto.La última vez que Eva vio a Carlos fue cerca de su cumpleaños, el cumpleaños del que tanto habían hablado, en donde Carlos la llevaría a un bello restaurante para poder comer la mejor pasta y pasar una noche ellos solos. Eso era lo que Eva recordaba mientras terminaba por arreglar su vestido.
Su hermano y Verstappen habían organizado una fiesta en una de las tantas discotecas de la ciudad, Eva no podía negarse ya que solamente los oiría lloriquear, pero ni siquiera sabía quién iría y quién no.
— ¡Eva!, ¿estás lista? — Charles grito.
Eva no respondió, terminó de pintar sus labios y salió de su habitación, Charles la miró con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¡Belle! — dijo apenas la vio.
Charles amaba a su hermana, para él era la mujer más bella del mundo.
— Vamos, Charlie, Max se pone nervioso cuando no llegamos a horario.
🏁
La música resonaba en todos lados de la discoteca, estaba llena de gente y pilotos, a los
primero que reconoció fue a Vettel y Räikkönen, los Ferrari.— ¡Iceman! — Eva sonrió abrazando a Kimi.
Sebastián los veía con una sonrisa.
— ¿Estás disfrutando tu fiesta? — le preguntó el finlandés.
Alzó sus hombros riendo.
— Max y Charles hicieron un gran esfuerzo y lo aprecio.
— Pero no lo disfrutas — dijo Vettel.
Cuando la menor iba a responder fue abrazaba por Daniel Ricciardo.
— ¡Aquí estabas, Evie! — los Ferrari sonrieron y los dejaron solos.
Daniel y Eva se habían conocido hasta hace unas semanas gracias a Vettel.
— Por dios, alejémonos del ruido.
Daniel hizo caso, tomó la mano de la chica y se alejaron un poco.
— ¿Estás bien? — la miró.
Eva abrió su boca para responder hasta que vio a Carlos entrar de la mano de una rubia con sonrisa radiante.
— ¿Evie? ¿que ocurre? — Daniel susurró cerca de ella.
Pero Eva simplemente no podía hablar, ¿Max lo había invitado?, ¿porque estaba allí? ¿quién era ella?
— Daniel, necesito salir de aquí — agarró los antebrazos del australiano, quien al verla así no dudó en sacarla por la puerta trasera.
Estando solo ellos dos Eva pudo desahogarse y llorar, Daniel acariciaba su espalda en busca de que se relajara.
Pasado unos minutos Eva se sintió en confianza para contarle lo ocurrido con aquel español. Quien aparentemente la había olvidado del día a la mañana.
Daniel solo pudo envolverla en sus brazos sin decir nada y eso era lo que ella necesitaba.
Twitter privado de Eva.