Sabía que Yuuei tenía un clima implacable, de hecho, eran muy conocidos por lo largo de sus inviernos. Las historias contaban que cuando el viento comenzaba a soplar mas frio y las noches se alargaban cada norteño de pura sangre sentía en los huesos la venida de "La gran helada" un acontecimiento que cada año llegaba sin más aviso que hordas de lechuzas invernales viajando hacia los bosques. Era, aparentemente un aviso generoso, pues en cuestión de horas el mundo entero recibía al invierno, ciudades, campos, aldeas y palacios eran devorados por una tormenta que congelaba el agua de cascadas en pleno descenso y besaba con su escarcha desde las islas del lejano norte hasta las puertas del palacio real. Si algo podía concederle a los norteños era su capacidad para que esto los afectara casi en lo mínimo, "su gente lleva el hielo en las venas" decía su madre al contarle los viejos relatos de los héroes y como parecían orgullosos de presenciar cada "magnífico invierno".
En las horas que estuvo sentada inmóvil tratando de no ser apuñalada por su propio vestido recordó las historias que conocía del país de su futuro marido y como todas giraban en torno a dos fuerzas primordiales: el fuego y el hielo. La guerra y la resiliencia. El campo de batalla y el paso de la gran helada. La cual, sonaba tan mítica como espeluznante: soplaba un viento gélido del norte, que hacía que los árboles susurraran como si tuvieran vida propia, llegaban las lechuzas... un instante el mundo se movía, y al siguiente, las temperaturas se desplomaron, cada sonido fue silenciado, el mundo se ralentizó y el tiempo dejó de correr: congelado.
Justo como ahora.
Pero la Princesa Emi sabía que no se debía a una llegada prematura de la gran helada que el mundo había quedado suspendido y la temperatura descendió varios grados, sino al giro de los acontecimientos, a su posición, a que delante de ella tenía a nada más y nada menos que a su futuro esposo: el Rey de Yuuei, quien esbozaba una torcida sonrisa diabólica.
"Hola Princesa Fukukado... Soy Shota"
—¿Usted...?
Por las altas estrellas del cielo.
Ella hizo una genuflexión, una tan respetuosa que habría tocado el suelo con la frente de ser físicamente posible, podría ser, dadas las circunstancias incluso debería intentarlo.
—Lo siento mucho, muchísimo su majestad...
Y lo hacía. Con cada fibra de cabello y gota de sangre, porque se le había ido la lengua con el hombre más poderoso de este país, el hombre que podía declarar la guerra al suyo si consideraba que había sido insultante, un hombre que podría hacerle daño una vez estuvieran casados. Un hombre que podía ser una bestia.
Pero ese hombre extendió un brazo y la tomó de la mano para tirar de ella suavemente y levantarla, el contacto repentino la sorprendió y el Rey retiró su mano un segundo después de tocarla.
—Majestad no, "Shota" —Dijo el Rey, su ceño se frunció ligeramente, retrocedió un paso, dando la impresión por un momento de estar casi abochornado— Quiero decir, si, técnicamente majestad. Pero dadas nuestras circunstancias, para ti solo es "Shota".
La costumbre la hizo plantearse medio segundo preguntar por el nombre como era costumbre, antes de recordar que realmente no podría encontrar las palabras para ello, o las palabras en cualquier caso para explicar su desdicha mental, ni en el idioma universal ni en el idioma del antiguo Shiketsu. Pero ella era la princesa Fukukado, quedarse callada nunca había estado entre sus capacidades.
Y aunque despreciaba la idea de este matrimonio arreglado, su país, su tierra y el orgullo de sus hermanos estaba en juego. Si no podía escapar, al menos podría no iniciar la guerra ahora mismo.

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La Reina Emi
FanfictionEsta es la historia de un gran reino, y un gran amor. La Princesa Emi Fukukado de la Nación de Shiketsu creció toda la vida pensando que tenía control sobre su futuro y su corazón, así que cuando una embajada de la nación vecina y eterna rival lleg...