La base de los aurores en Nevada es un edificio que, a primera vista, parece absolutamente abandonado. Hay algo en él que me grita que me vaya, que dé media vuelta y ponga la máxima distancia entre sus ventanas rotas y yo.
-Es por el hechizo anti-muggles. –explica Malfoy cuando ve cómo miro el edificio con recelo. –Y anti vampiros, al parecer. Lo habrán perfeccionado hacia todo aquel que no tenga una varita. Se romperá cuando cruces el umbral.
Tengo que usar toda mi fuerza de voluntad para llegar hasta ese marco con una puerta que cuelga de las bisagras. Pero en cuanto atravieso el mismo, todo cambia. No sólo es que la sensación de peligro desaparezca sino que todo el edificio cambia.
Donde antes había apenas una ruina ahora hay toda una edificación perfecta. La primera planta es una enorme recepción con brillantes suelos de mármol negro que nos reflejan conforme caminamos hacia el mostrador.
Apenas un rápido cruce de palabras con la recepcionista que nos indica donde está la persona que buscamos. No me pasa desapercibida la mirada desconfiada que le lanza a mis ojos rojos y, por un momento, lamento no haber traído gafas de sol para ocultarme tras ellas.
-Esto es muy...normal. –el comentario se escapa de mi boca cuando nos subimos al ascensor, una melodía estándar resuena en el habitáculo.
Mis palabras le arrancan una sonrisa torcida a Draco.
-¿Qué esperabas? ¿Gente volando en escobas?
-Algo así. –admito con cierta vergüenza, ganándome un bufido divertido del rubio justo antes de que se abran las puertas del ascensor.
-Volar en el interior es incómodo.
-¿Lo has hecho? ¿Volar dentro de un sitio?
-Claro, todos los niños han volado dentro de su casa. Y han roto valiosos objetos en el proceso. –caminamos mientras charlamos, pasando varias puertas de madera oscura cerradas. Nos cruzamos con algunos aurores, rostros serios, cuerpos preparados para un campo de batalla, pero apenas nos hacen caso. –Yo rompí un valioso jarrón de mi madre con cinco años. Por suerte un elfo doméstico me ayudó a repararlo.
La sonrisa que le provoca el recuerdo se difumina cuando llegamos a una puerta en particular. No tiene ningún letrero pero es nuestro destino. Noto cómo aspira una bocanada de aire y capto el momento exacto en el que la máscara de hielo vuelve a colocarse sobre su rostro.
Para cuando entramos en la estancia, sin llamar, es el Draco Malfoy altivo que conocí el primer día.
La puerta da paso a una habitación no demasiado grande pero lo suficiente para contener un escritorio, un sillón tras él y un par de sillas vacías justo delante. Tiene una gran ventana en un costado pero supongo que está hechizada de alguna forma puesto que hay demasiado verde tras los cristales como para pertenecer al sitio en el que realmente estamos.
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Colaboración. | Draco Malfoy x Edward Cullen.
FanfictionDonde Edward descubre un mundo mágico. O, donde Draco necesita la colaboración de cierto vampiro.