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-¿Los ingleses no suelen ser puntuales?
La voz de Emmett rompe el silencio en el que estamos sumergidos. La localización que Malfoy me dio es un aparcamiento de un antiguo motel, ahora abandonado. Mis ojos recorren las ventanas tapadas con tablas, algunas de ellas han sido arrancadas; probablemente por adolescentes que buscan un lugar propio.
-Es un truco psicológico, quiere ponernos nerviosos. –explica Jasper con calma aunque sé que su mente está repleta de posibilidades. Listo para el combate.
-Pues mantengamos la calma. –la voz de Carlisle es tranquila.
Después de llegar a casa y relatar mi encuentro con el mago rubio, Carlisle nos contó todo lo que sabía del mundo mágico, lo cual era poco. Se había encontrado con apenas dos o tres brujos durante toda su existencia. Eran recelosos de su intimidad por miedo a morir quemados en la hoguera y, en la actualidad, ese miedo pervivía aunque han establecido relaciones con las comunidades no mágicas.
También nos contó que habían vivido dos guerras civiles. Una apenas hace unos años. Asumí que el líder de esa última era ese tal Voldemort antes de que Carlisle lo confirmara. Fue una sorpresa saber que el apellido Malfoy le era familiar. "Son de los magos más antiguos, creo que han caído en desgracia después de la guerra pero no estoy demasiado informado".
Sus palabras resuenan en mi mente mientras una figura estilizada gira la esquina, caminando hacia nosotros. No sé qué habrán hecho los Malfoy pero, desde luego, Draco no parece caído en desgracia. Camina como quien cree que el mundo es suyo y tiene derecho a ello.
-Vaya, has traído a un pequeño ejército, me siento halagado. –su tono es lo opuesto a ese sentimiento.
Carlisle da un paso al frente, Emmett y Jasper se colocan en los lados, guardando nuestros laterales.
-Edward suele pecar de precavido. –el tono de Carlisle es educado, tiene una habilidad para ser políticamente correcto incluso con alguien que lo observa con abierto recelo. Mi padre extiende una mano hacia el mago. –Soy Carlisle Cullen.
Por un momento, creo que Malfoy no se la estrechará pero lo hace. Ni siquiera parpadea al notar la frialdad de su piel.
-Draco Malfoy. Gracias por venir. –vuelve a meterse la mano en el bolsillo de su abrigo. Estoy seguro de que tiene que tener frío con el viento gélido de Alaska alrededor de nosotros pero no muestra ninguna incomodidad. –El ministerio de magia necesita vuestra colaboración. Algunos de los nuestros han obtenido ayuda de alguno de los vuestros.
-¿Por qué no pedir ayuda a las más altas autoridades?
-¿Los Vulturis? –Carlisle asiente. –Porque mis jefes no se sienten demasiado cómodos con psicópatas ávidos de poder.
-¿Y tú sí? –la pregunta escapa de mis labios sin pensar, ganándome una sonrisa desdeñosa que ya catalogo como marca Malfoy.
-He aprendido a navegar entre ellos. –apenas me mira unos segundos antes de volver a centrarse en Carlisle. –He leído informes sobre vosotros. Sois el clan más pacífico dada la elección de vuestra dieta. Y no sois ajenos a la lucha. Nos vendría bien la ayuda de alguno de vosotros. Colaborar para aprender los unos de los otros.
