.Primer beso.

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---ELION---

El tiempo pasaba y Blair empezaba a sonar y verse muy ebria. La botella de vino estaba casi vacía. Me acerqué lentamente a ella, con la intención de quitarle la botella.

—Blair, ya es noche. Deberías descansar —sugerí con un tono suave.

Pero Blair, juguetona y decidida a seguir tomando, me impidió alcanzar la botella.

—No tan rápido, Elion. Esta botella es mía —exclamó, abrazándola como si su vida dependiera de ella.

—Blair, creo que ya es suficiente por hoy —le dije suavemente, extendiendo la mano para quitarle la botella.

—No, no, no —respondió, sosteniéndola con fuerza.

Suspiré, intentando razonar con ella.

—Blair, ya es tarde. Deberías descansar.

Ella sonrió con picardía y, de repente, su expresión se volvió aún más traviesa.

—Si quieres la botella, tendrás que atraparme primero —declaró, y antes de que pudiera reaccionar, salió corriendo por la sala.

Me quedé paralizado por un segundo, luego, entrando en su juego, dije:

—¿Y qué gano si te atrapo?

Blair se detuvo un segundo, mirándome por encima del hombro, sus ojos brillando con diversión.

—Lo que tú quieras —respondió.

Antes de que pudiera responder, salió corriendo por la mansión. Reí ante su audacia y la seguí, consciente de que esto solo me haría enamorarme más de ella. Corrimos por los pasillos, nuestras risas resonaban en la casa vacía. Blair se movía con una gracia etérea, incluso en su estado ebrio, y no podía apartar la vista de ella.

Salió de la casa y corrió por el jardín, su figura iluminada por la luz de la luna. Parecía una visión, una musa escapando de un sueño. Sabía que cada paso que daba detrás de ella, cada risa que compartíamos, me hundía más en mis sentimientos. La seguí hasta que entró en el vivero de cristal, un espacio lleno de plantas y flores de todo tipo. El ambiente cambió drásticamente; el aire estaba cargado de fragancias dulces y exóticas, y la luz de la luna se filtraba a través del vidrio, creando un efecto casi mágico.

Cuando entré, noté que Blair se había escondido. Podía escuchar su risa suave, como el tintineo de una campanilla. Me puse a buscarla, disfrutando del juego. 

—Blair, te encontraré —anuncié, sonriendo mientras buscaba entre las plantas.

De repente, escuché el sonido de una botella romperse. Me dirigí rápidamente hacia el ruido y encontré a Blair en el suelo, rodeada de vidrios rotos.

—¡Blair! —exclamé, preocupado, acercándome para ayudarla a levantarse.

La tomé suavemente de la mano, cuidando de no cortarnos con los vidrios. Al levantarla, quedamos muy cerca, tanto que podía sentir su aliento en mi piel.

—¿Estás bien? —le pregunté, con mi voz llena de preocupación.

En ese momento, todo mi autocontrol desapareció.

—Blair —susurré, mirándola a los ojos—. Creo que es hora de reclamar mi premio.

Sin esperar respuesta, me incliné y la besé. Fue un beso que había esperado durante tanto tiempo, un beso lleno de anhelo y amor reprimido. Sus labios eran suaves y cálidos, y por un momento, el mundo se detuvo. Sentí su resistencia inicial, pero luego se relajó y correspondió al beso, dejándose llevar por el momento.

Corazones y Castillos:  Dejando ir al amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora