.Limites.

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---ELION---

Mientras la conversación en la mesa seguía su curso, James y Camille comenzaron a hablar sobre los detalles de la boda. Camille, con su típica sonrisa impecable, mencionó:

— Por cierto madre, nos casaremos en el castillo de la familia de Blair. Es un castillo hermoso, te va a fascinar.

Sentí un ligero estremecimiento al escuchar aquello. La familia de Blair siempre había sido generosa con su impresionante propiedad, siendo la sede de eventos importantes, pero no esperaba que su castillo se convirtiera en el escenario de esta boda. Pensé que en algún momento Blair o James entrarían en razón con ese temita.

La madre de Camille, Marie, quien hasta ese momento había estado mostrando cierto desinterés hacia la conversación de James, cambió radicalmente su actitud. Sus ojos se iluminaron y su sonrisa se amplió de forma casi artificial, claramente emocionada por la noticia.

— ¡Oh, qué maravilla! — exclamó Marie, dirigiéndose solo a Blair y a su hija. — ¿Un castillo?... eso es simplemente perfecto. Qué honor, querida — añadió, mirando a Camille con aprobación, e ignorando por completo a James, como si él no formara parte de la ecuación.

El ambiente se tensó aún más con la evidente exclusión de James en aquella pequeña celebración verbal. James, que había estado intentando mantener la compostura, bajó la vista, claramente incómodo, pero sin decir una palabra.

Entonces, el padre de Camille, Pierre Dupont, intervino con su tono severo, aunque aparentemente amable, dirigiéndose a Blair esta vez.

— Dime, Blair, ¿Cómo fue que tú y James se conocieron? Por lo que se ve, no pertenecen al mismo círculo social, ¿verdad? — preguntó, arqueando una ceja con una expresión ligeramente crítica.

Antes de que Blair pudiera siquiera abrir la boca, Amelia, quien estaba sentada cerca y visiblemente molesta por los tratos hacia su hermano, respondió con una chispa de indignación en su voz.

— Blair y James fueron pareja durante mucho tiempo, y de echo pensamos que iban a casarse — dijo con firmeza, mirando al padre de Camille directamente, como desafiándolo.

Las palabras de Amelia parecieron caer como una bomba en la mesa. Los padres de Camille, que hasta ese momento no sabían nada de esa pequeñita parte del pasado, intercambiaron miradas sorprendidas. Marie Dupont, quien hasta hacía un momento estaba llena de emoción por el castillo, pareció paralizada por la revelación. Pierre, por su parte, frunció el ceño, claramente desconcertado.

Blair mantuvo la calma, pero había una rigidez en su postura que delataba su incomodidad ante la situación. James a mí lado, se removió inquieto en su asiento, claramente afectado por la revelación de Amelia, pero no dijo nada, tal vez para evitar más conflictos.

Fue en ese preciso instante cuando la puerta del restaurante se abrió y un hombre alto, de cabello oscuro y bien peinado, entró con paso seguro. Vestía un traje impecable que destacaba su físico atlético. Tenía un aire de seguridad y profesionalismo, era la mirada de alguien que estaba acostumbrado a estar al mando, probablemente en una sala de operaciones. Sus ojos grises brillaban con determinación, y aunque su aspecto era refinado, había algo intimidante en su presencia.

— ¡Bonsoir! — saludó el recién llegado con una voz profunda y amigable, dirigiéndose directamente a los padres de Camille.

Marie y Pierre lo saludaron efusivamente, claramente encantados de verlo, como si su llegada fuera el evento más esperado de la noche. Marie incluso se levantó ligeramente de su asiento para darle dos besos en las mejillas, mientras Pierre le estrechaba la mano con entusiasmo.

Corazones y Castillos:  Dejando ir al amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora