El Inicio de la libertad

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Con la ayuda de un sirviente leal y, por supuesto, de Río de Plata Nueva España por fin logró escapar del sótano por unas horas. Se encontró con Trece Colonias en un lugar secreto, lejos de las miradas vigilantes de sus padres.

Bajo la luz tenue de la luna, sus cuerpos se encontraron en un abrazo desesperado y lleno de cariño. Los besos eran profundos y llenos de pasión, sus manos exploraban cada rincón del otro con una necesidad casi primitiva por el tiempo alejados. En ese momento, el mundo exterior desapareció, dejando solo el amor que compartían. Entre los jadeos Nueva España habló:

-Prométeme que siempre estaremos juntos, sin importar lo que pase...

- Lo prometo.- respondió de inmediato y con una tenue sonrisa el chico más bajito. Acarició con cariño la mejilla manchada de tierra de Nueva España, haciéndole pequeños mimos y caricias que, enamoraban más al descendiente azteca.
Nueva España hizo lo mismo, pero en vez de la mejilla en los nudillos de las manos de su pareja. Los sentía resecos, lastimados, con llagas.

¿Qué te habrá hecho Uk?

Pensó preocupado Nueva España a punto de llorar pero, Trece Colonias lo detuvo. Insistiendo que no debía sentirse triste por su causa, que no debía llorar, porque era un guerrero, un chico descendiente de guerreros aztecas. Por eso mismo, debía ser fuerte.

Nueva España sonrió por sus palabras.

Poco a poco, sus rostros se acercaron, susurrando con sus labios casi unidos hasta que finalmente se fundieron en otro beso prolongado e intenso. La intimidad del momento era tanto física como emocional. Sus almas se conectaron de una manera que nunca habían experimentado antes. Ambos estaban nerviosos, pero a su vez ambiciosos y emocionados por entregarse a su amor de una manera diferente.

- Ngh... - jadeó levemente Nueva España, tumbado entre el césped y el cuerpo del angloparlante que no dejaba de besarlo y acariciarlo con ternura bajo sus ropas. Nueva España no se quedó atrás, deshaciendo los pantalones y la camisa de Trece Colonias, animándose a tocar su cintura baja y trasero. Trece Colonias se removió nervioso, sus ojos azules se encontraron con los oscuros de Nueva España.

Quedaron en silencio por un momento, admirándose. Cada uno pensaba que el otro era hermoso. Nueva España le dio un pequeño beso juguetón al inglés, y Trece Colonias soltó un bufido ante los juegos de la colonia más grande. Eso era lo que le gustaba de él: juguetón, divertido, extrovertido, a veces perezoso, pero siempre amable, fuerte y leal a sus deseos y costumbres.

Y él... Él sólo era Trece Colonias.

-- Trece Colonias...

Murmuró Nueva España.

Trece Colonias sonrió, sí, eso era. Su Trece Colonias, el Trece Colonias de su Nueva España. Fuerte y firme.

Mientras se amaban en silencio, sus cuerpos se movían al unísono, cada caricia y susurro testimoniaban la intensidad de su amor. A su vez, Trece Colonias comenzaba a dar por hecho una decisión que definiría su papel en los años venideros.

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-He estado pensando mucho en nuestra situación.

Mientras yacían juntos abrazados, agotados y satisfechos, Trece Colonias compartió sus pensamientos más profundos con Nueva España mientras jugaba con el cabello castaño de este.

-No puedo seguir viviendo bajo el yugo de mi padre. Quiero ser libre, tomar mis propias decisiones...

El deseo de libertad y autonomía que comenzaba a germinar en su corazón, inspirado por las ideas de revolución y autodeterminación de su pueblo, le hacía sentirse seguro de sus palabras y pensamientos.

-¿Hablas de... independencia? -Nueva España sintió un revuelo en su estómago, se sentó y observó preocupado a Trece Colonias, quien a su vez lo miraba sin ningún signo de arrepentimiento.- Es un camino peligroso, Trece Colonias...

- Eso lo sé.

- Pero, tu padre...

- Mi padre no me importa, ni lo que piense ni lo que diga. Yo quiero mi autonomía, mi libertad.

- Pero...

Trece Colonias lo interrumpió nuevamente, esta vez sentándose también.

- Nueva España, sé que no nos hemos visto en un mes, pero acá afuera han sucedido muchas cosas. En las Trece Colonias, la gente ya no está satisfecha. Los arduos trabajos, los altos impuestos... La corona inglesa los tiene hostigados, hartos. Reino Unido está en varios conflictos, Francia inclusive se puso en su contra y, ni se mencione de tu padre. Estoy seguro que quedará solo y yo me beneficiaré de ello -dijo claro y con un semblante serio, un muchacho dispuesto a luchar por su libertad. Tomó la mano de su novio e hizo que lo mirara.

Nueva España aún no se sentía seguro de aquella idea; temía que le sucediera algo malo a Trece Colonias. Después de todo, eran unas colonias, pero podría haber una posibilidad...

¿Verdad?

- Es hora de que seamos libres y forjemos nuestro propio destino. Estoy dispuesto a luchar por ello -dijo, abrazando a Nueva España y envolviéndolo con el calor de su cuerpo y el amor que desprendía, al igual que su confianza, logrando calmar, un poco, los nervios del moreno.
- Además, si hago esto... Podremos estar juntos, por siempre.

Las palabras de Trece Colonias eran un reflejo de su creciente deseo de libertad. Nueva España, aunque preocupado, no podía evitar sentirse inspirado por la valentía y determinación de su amante. Sabía que el camino hacia la independencia sería arduo, pero el deseo de estar juntos y libres era más fuerte que cualquier miedo.

Juntos por siempre

Eso lo motivaba aún más. Aceptó el abrazo, ocultando su rostro en el hombro ajeno. Trece Colonias volvió a murmurar.

- Juntos somos invencibles. Y algún día, seremos libres.

El camino por delante sería difícil, pero estaban decididos a enfrentarlo juntos. En ese momento, nada más importaba. Su amor era su fortaleza, y estaban dispuestos a luchar por él con todas sus fuerzas, especialmente el angloparlante.

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Fin capítulo 6

PD: Se supone que serían sólo unos seis/siete capítulos 👩🏼‍🦲 al final creo que serán unos diez, eso creo jsjsjs

El Viaje de Dos Colonias (USAMEX) CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora