Jungwon y Riki se encontraban sentados en una banca pública mientras hablaban de lo sucedido.
— ¿Seguro que está bien? Lo golpearon algo fuer— Riki se vio interrumpido. — Estoy bien, gracias, pero... qué hacía usted ahí? ¿Acaso me estaba...— Riki interrumpió . — Sí, lo seguí, pero sólo porque ví que se lo llevaron a la fuerza. ¿Quiénes eran esos idiotas? — dijo Riki, sorprendido por la manera en la que lo dijo, su intención no era portarse grosero frente a Jungwon. — No es importante. De igual manera agradezco mucho su preocupación, y sobretodo su ayuda. — Dijo Jungwon, apoderándose su característica timidez de estas últimas palabras. El más bajo detestaba que las personas notaran su vulnerabilidad.
— ¿Están bien? — preguntó el castaño. — ¿Eh?— contestó el pelinegro inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado mientras arqueaba sus cejas. El más alto rió ante aquella reacción. — Me refiero a sus lentes. — aclaró Ni-ki. — Ah, de hecho no los he revisado. Creo que cayeron un poco fuerte, pero— Al oír esto, el chico de lunares sacó los lentes de la bolsa y los observó detenidamente, estos no habían sufrido ningún daño, por lo que ambos estaban aliviados. — ¿Me permitiría usted ponérselos? — preguntó Riki con una sonrisa dulce, a lo que Jungwon decidió acceder. Ni-ki se los colocó lentamente, y al verlo, justo en ese momento, solo fue cuestión de segundos para que Nishimura Riki supiera que Jungwon formaría un nuevo capítulo en su vida.
— Si me permite decírselo, se le ven muy lindos. — le dijo Riki a Jungwon, ante esto el pelinegro solo sonrió tímidamente y dirigió su mirada a otro lado mientras negaba con la cabeza, dejando a Ni-ki con una sonrisa tonta en el rostro.
— Nunca me mencionó su nombre, jóven. Si me permite, me gustaría por lo menos saber a quién me estoy dirigiendo. — El de lentes, al oír esto se puso un poco nervioso, no quería que Riki lo tratase diferente si es que lo reconociera por sus famosos padres, solo quería ser tratado como alguien común. En realidad la gente de la calle cada vez que lo reconocía, comenzaba a interrogarlo, lo ponía ansioso, era odioso. —Me llamo Jungwon.— Ni-ki sonrió al escuchar su nombre. — Su nombre no es de lo más común, ¿me equivoco? — agregó alegremente. — Ni el suyo, Riki. — contestó con simpatía. "Él no me conoce" pensó Jungwon entusiasmado.
Después de un rato, ambos se levantaron y comenzaron a caminar alrededor de la catedral de Milán, mientras conversaban más sobre ellos. Ambos se morían por saber lo que la vida había escrito en sus historias, morían por saber las experiencias que cada uno escondía.
— ¿Entonces que lo traía por allí?, ya sabe, donde ocurrió eso. — preguntó Jungwon con curiosidad. — Ocurre que, de viernes a domingo no soy un cartero, así que podría decirse que uso esos días libres para descansar y... divertirme. — respondió Riki misterioso, dejando al más bajo lleno de intriga "¿a qué se refiere con divertirse?" Se preguntaba Jungwon. — Hoy fui a comprar un maletín nuevo, porque no sé si habrá notado que se rompió el anterior al caerme ayer. — ambos rieron juntos al recordar ese momento. Jungwon asintió y siguieron saciando su intriga, desenvolviendo sus vivencias pasadas durante horas.
Después de un rato conociéndose, Jungwon decidió preguntar. — Y tú...¿a qué escuela asistes?— Riki se quedó mirando el suelo, parecía pensar demasiado en si debería contestar esa pregunta, Jungwon notó esto rápidamente, por lo que se disculpó y miró hacia otro lado con incomodidad. — No se preocupe. Yo no voy a ninguna escuela. Mi madre me educó en casa hasta cierta edad con sus propios conocimientos. Ella no puede pagarme una escuela, pero está bien, en realidad ahora solo me interesa terminar de pagar el tratamiento de mi hermana, no puedo despilfarrarlo en mi educación. — El contrario solo escuchaba con atención, y aunque su cara no expresaba nada, por dentro sentía cómo su corazón se encogía, sentía pena por Riki.
— Jungwon, me parece que ya tengo que irme. Ha sido un placer hablar con usted, agradezco que haya concedido mi deseo de conocerlo. Nos vemos entonces el lunes, que tenga un excelente día. — al decir esto, Riki estrechó la mano con Jungwon y se marchó. Jungwon no tuvo tiempo de articular ni una palabra. "¿Por qué todo se sintió tan rápido? Pareciera que al hablar con él, el tiempo siempre vuela"
Jungwon se quedó repasando todo lo sucedido y observó su reloj, como si quisiera adelantar los minutos, las horas y los días, con el objetivo de que su reencuentro sucediera otra vez. — Sólo quiero volver a ver esa sonrisa hermosa y esos profundos ojos cafés. — dijo Jungwon en voz alta. Lo que le hizo pensar en que tal vez no era tan malo pensar en un hombre, si se trataba de él.