Capitolo Quindici ( ¿Perché tu? )

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El sonido de las olas, el soplar del cálido viento, el habitual trinar de las aves y los suaves rayos de sol que caían sobre sus ojos, despertaron lentamente a Jungwon. Sus párpados parecían estar más pesados de lo normal, pero al sentir una mirada sobre él, los abrió enseguida. Riki seguía desnudo del torso, estaba tendido boca abajo abrazando una almohada, mientras parecía observarlo con una tierna mirada. Lo dejó admirar cada parte de su rostro, mientras él contemplaba el suyo.

— Anoche fue... increíble. — soltó Jungwon, haciendo enrojecer al contrario de la vergüenza. — ¿Enserio? Pensé que pudo haber sido incómodo, digo... teniendo en cuenta que fue nuestra primera vez...— replicó el castaño con angustia. — Entonces a ti... no te gustó? — preguntó. — Fue increíble. Gracias por dejarme ser el primero, estrellita. — agradeció Riki con gentileza. Jungwon sacó la mano de las sábanas y la colocó sobre la mejilla del de lunares.

Ni-ki sujetó la mano de Jungwon y comenzó a acariciar sus cicatrices con  delicadeza. — ¿Ya te había dicho que me encantan tus cicatrices? No quiero referirme a las causas. Me encantan porque demuestran tu virtud de fortaleza, eres alguien muy fuerte, ¿lo sabías? — preguntó atentamente. — Que cursi eres, un poco pretencioso en mi opinión. — dijo riendo mientras negaba con la cabeza, causándole una risa a Ni-ki. — Oye, te estoy siendo sincero, además sabes que te encanta mi manera de hablar. —

Lo sé, solo que no entiendo tu gusto por ellas... ojalá no las tuviera. — dijo con su sonrisa desvaneciéndose. — ¿De qué hablas? Tu piel sin cicatrices sería como el cielo sin estrellas. — aclaró el mayor. Dejando a Jungwon tímido. — Que cursi eres.

Ese día usaron la cama de nuevo, igual que el día siguiente, el siguiente a ese, y sucesivamente hasta el final de sus vacaciones. No era solo tener sexo... era compartir la luz de la luna desde la misma ventana, sentir el calor de sus cuerpos mientras se disolvían entre cada toque, unir sus labios mientras se sentían con todas sus fuerzas, era amarse con todo lo que tenían. Sabían que lo tenían todo para amarse hasta el final...

El tiempo que pasaron juntos fue suficiente para comprenderse, para recorrer cada esquina de sus mentes. Conocer todos sus lados, saberlo todo de ellos.
Eso creían.

Jungwon sabía que a Riki le encantaba tomar un café frío siempre en las mañanas, pero solo cuando eran cálidas. Sabía que sus pinceladas solían ser suaves y cortas. Sabía que le encantaba dormir sin ropa y con la ventana abierta. Sabía que lo primero que hacía al levantarse era admirar el mar y escuchar el sonido de las olas, sabía que antes de dormir siempre admiraba la belleza de las estrellas, sabía que le gustaba cantar en secreto, pero cada vez que notaba que alguien lo escuchaba, paraba de cantar y solo reía de la vergüenza. Sabía que jamás podría encontrar a alguien parecido a él.

Ni-ki sabía que a Jungwon le gustaba tocar el violín más que el piano, sabía que disfrutaba el té caliente durante las noches más oscuras y frías, sabía que aunque no lo admitiera, le fascinaba escribir, sabía que sus cicatrices a veces dolían al rozar agua caliente, sabía que odiaba usar lentes porque pensaba que lo hacían verse "estúpido", aunque para él fuera lo más tierno del mundo. Sabía que le gustaba que lo abrazara mientras dormía, sabía que era el chico más inteligente que pudo conocer, y sabía que le gustaba que le hablara con poesías. Sabía que jamás podría encontrar a alguien parecido a él.

Sabían, sabían y sabían... sabían todo.
Durante ese verano, se exprimieron. Todo lo que podían el uno del otro. 

Al terminar el último día de su estadía en el Lago di Como, decidieron levantarse temprano a visitar  una vez más la costa de este, para maravillarse una última vez. Después comenzaron a empacar todo en sus maletas. Jungwon había terminado de empacar todo, así que fue a ver a Riki. — Te ayudo? — preguntó a Riki al ver que el mayor aún no había terminado de empacar su última maleta de ropa. — Eh...no. Gracias estrellita, es que... olvidé lavar esta ropa y huele un poco mal, así que...no te preocupes. — Jungwon notó que Riki comenzó a guardar sus prendas con rapidez al ver que Jungwon se acercaba a la maleta, podía ver que estaba nervioso, era raro.

— Voy al sanitario, cuando vuelva nos vamos, ¿si? —  preguntó Riki para después salir de la habitación. Jungwon estaba un poco intranquilo, sabía que Ni-ki le estaba ocultando algo. El pelinegro abrió su maleta, y con el corazón en la boca comenzó a revisar sus prendas, las olió, pero no olían mal como Riki le había mencionado. Finalmente tomó una camisa blanca.

Tenía ganas de llorar, tenía ganas de irse, tenía miedo.
No quería pensar que algo malo estaba pasando, quería creer que había una explicación, o que simplemente era algo que no comprendía. ¿Todo se había ido a la mierda? ¿Todo era mentira?

"Por qué hay una mancha de labial en esta camisa? Este no es el perfume de Ni-ki"

Winter Desire Donde viven las historias. Descúbrelo ahora