Capitulo 4

100 12 18
                                    

Anylen

A las 5:00 de la tarde terminó la última clase, tomé mi mochila y salí del salón, la noche anterior no pude dormir bien, me daba vueltas en la cabeza lo que pasó en la piscina, el contacto con Thiago me provocó insomnio, sonreí extensamente moviendo la cabeza solo de recordar que me quité la playera enfrente de él, ¡amé su cara! nunca hice algo así. El único acercamiento que tuve fue en el último año de secundaria con Martin, pensé que nuestros caminos se volverían a cruzar en esta etapa, al parecer los lazos se cortaron desde el día que se marchó, que podía esperar si durante todo este tiempo no me contactó, tenía una esperanza que murió el día anterior. Él fue mi primer amigo, mi primer amor, estuvo conmigo en los momentos más difíciles. Durante tres años esperé este encuentro que no llegó. Si tuviera a mi hermana Diana en estos momentos me diría que así son todos, lo peor es que tendría razón.

«Martin Sarel me quedó con lo mejor de ti»

- Hola - Dijo una chica castaña, llevaba una falda corta y una blusa de tirantes-. Oye una pregunta - La miré fijamente-. ¿Qué es tuyo Santiago?

Fruncí el ceño - No es nada mío - Intenté moverme, me tocó el hombro.

- Se corre el rumor de que viven juntos, vivo en los departamentos que están en Piedra Linda y haré una fiesta el fin de semana, puedes darle la invitación - Me miró de arriba abajo-. Igual si gustas tú también puedes ir -. Me dio un papel rosado-. Es una fiesta por inicio de curso.

- ¿Por qué no se la das tú? - Pregunté viendo la nota.

- Cuando lo busqué ya no estaba - Se encogió de hombros-. Te lo encargo. Gracias.

Caminé a la salida, ella me acababa de barrer de arriba abajo, como si yo fuese poca cosa. A través del cristal de la puerta vi mi reflejo, usaba unos jeans y playera larga negra. Acá hacía más calor que en la ciudad, pero por lo regular no usaba ropa pegada, suspiré negando con la cabeza.

Thiago estaba recargado en un poste con las manos cruzadas sosteniendo su casco, su moto estaba a un lado.

- Te mandan esto - Tomé el casco que estaba arriba del asiento de la moto-. Una admiradora tuya supongo.

Sonrió - Creo que había olvidado que en los primeros años en la universidad también hay fiestas.

Por lo guapo que era y al ver como las chicas andaban atrás de él, supongo que cuando curso la Universidad había sido un rompecorazones, saliendo a fiestas con cuantas chicas se le atravesarán en su camino y ahora era la excepción.

Me subí atrás de él, no llevaba chaqueta, entonces mis manos se sujetaron de su playera.

- Si llegó golpeada algún día, será tu culpa.

- ¿Por qué? - Me miró atreves del espejo retrovisor.

- Me cuestionan sobre si vivimos juntos y -Hice una pausa no sabía si decirle o no, pero me miró por el espejo esperando una respuesta-. sobre que somos.

- ¿Qué les has dicho?

- La verdad, que no somos nada.

Asintió y no dijo más.

- ¿Puedes ir conmigo a la playa?

- ¿Yo? - se quitó el casco y movio su cabello hacia atrás-. No creo sea buena idea.

- No creo que Juanita quiera ir conmigo - Le di mi casco.

- ¿No has hecho amigos? - Caminamos para adentro de la casa-. Puedes traerlos sin problema, alguna amiga o algo así.

«¿Amiga? bien acomodado que es el doctorcito»

- No tengo, no soy de tener muchas amigas, en eso te quedó mal - Subí las escaleras.

Todas las flores tienen espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora