Capitulo 13

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Thiago

-Y dígame, señorita ¿Qué otra cosa debo saber de usted? -Le pregunté a Any mientras ponía una esponja sobre mi rostro.

—Muchas cosas supongo —Su mirada se concentraba en los movimientos de sus manos.

Su cabello amapola zanahoria caía sobre su torso en forma de ondas, resaltaba más con la diadema de flores blancas y el pequeño velo que colgaba. Las pequeñas pecas se quedaron al descubierto en un lado de su rostro, mientras que en la otra mitad le cubría el maquillaje blanco, sus labios tenían un tono carmesí, una línea oscura salía de ellos, hasta llegar a su mejilla. Alrededor de sus ojos un tono carbón, uno de ellos delineado con pequeños círculos rojos que parecían una flor. En la parte de su frente se esparcían en tinta las curvas de una telaraña que terminaban en espiral.

—¿Por qué trabajabas?

Me miró a los ojos por un instante y después buscó entre sus cosas un lápiz negro.

-Cuando mi papá murió nos dejó una pensión, pero como no terminaron de pagar la casa parte de ese dinero se fue para el pago mensual, mi hermana Sam en ese tiempo acababa de entrar a la universidad y los gastos eran fuertes, mi mamá necesitaba ayuda médica y el dinero se iba como pan caliente -Suspiró, volvió a agarrar una esponja, pero ahora con el color negro-. En segundo de secundaria realizaban muchos eventos y necesitaban quien las maquillará, así que vi tutoriales en you tube -Sus dedos tocaron ligeramente mis labios, sentí un ligero escalofrió y volvió a buscar mis ojos por un segundo.

-¿Y quiénes eran tus conejillos de indias? -Pregunté una vez que dejó de tocar mis labios-. ¿Tus hermanas?

-No... era mi... -Guardó silencio por un momento, sus manos quedaron en el aire y su mirada perdida en el pasado, dio un respiro hondo-. Amigo, él me apoyó mucho.

-¿Tú amigo? -Tenía curiosidad.

-Con el tiempo se convirtió en mi novio -Dijo sin mirarme volviendo a concentrarse en mi maquillaje-. Después de tres años mi hermana se embarazó empeorando la economía, por eso los fines de semana trabajaba y en ocasiones me contrataban para fiestas o eventos, ¡era un buen ingreso! -Despegó sus suaves manos de mi rostro-. ¡Listo! -Examinaba con atención cada parte de mi cara y sonreía extensamente.

Me paré mirándome al espejo, del lado derecho desde mi cuero cabelludo había una línea oscura y cuarteada que llegaba hasta la mitad de mi frente, bajaba a un lado de mi ojo sin tocar la nariz ni parte de mi mejilla y terminaba debajo de mi oreja quedando el tono de mi piel, más de la mitad de mi rostro estaba blanco, con tonos oscuros alrededor de mis ojos del lado izquierdo un poco más que del derecho. Mi nariz y labios eran oscuros. Del lado izquierdo salía una línea difuminada que llegaba hasta mi mejilla. Su maquillaje quedó excelente para mi disfraz, que en sí era un pantalón de vestir negro, una camisa blanca de manga larga con corbata oscura, un saco y un sobrero elegante.

-Wow.

Volteé a ver a Any exactamente cuándo se quitaba la bata, usaba un vestido blanco con algunas aplicaciones, hacía presión desde la cadera hasta sus pechos, estos últimos se amoldaban y relucían, la parte de abajo caía hasta sus tobillos y usaba unas sandalias brillosas del mismo color.

-Te ves hermosa -Lo dije en voz alta y ni cuenta me di.

Evitó mi mirada agachándose sin antes ser delatada por su mejilla sonrojada.

-Gracias, toma -Me dio el sombrero que dejé sobre su cama estaba pensando en si usarlo o no-. Se te vera bien -Interpretó mi cara.

Any y yo nos quedamos en la puerta viendo como corrían niños por el jardín y en la entrada principal disfrazados de brujitas, momias, vampiros, piratas, catrines, catrinas, charros negros, lloronas, payasitos entre otros. Al principio llegaban espantados, al final se iban contentos con los dulces.

Todas las flores tienen espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora