Capitulo 1

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Thiago

—¿Estás loco? —Recargué mi bicicleta sobre la banqueta mientras mi mandíbula se tensaba–. El trato era que Kenia se quedaba porque tú también vendrías.

—Lo sé Thiago —Mi medio hermano estaba al otro lado del teléfono–. En verdad no puedo ir, llegaré hasta después, aun no tengo la fecha exacta.

—Mientras estaré en la casa solo con ella —Reclamé.

Empecé a caminar de un lado al otro sobre la banqueta, esta situación me incomodaba y necesitaba solucionarlo.

Durante cuatro años he vivido solo. Mi medio hermano entraría este año a la universidad y se hospedería en mi casa. El mes pasado me dijo que llegaría con Kenia, definitivamente no me agradó la idea, ahora él no vendría, pero ella sí. Cada que me veía me coqueteaba como enferma, es bonita, sin embargo, su personalidad deja mucho que desear.

—Oye si no es mucho pedir por favor busca a Vale y dale esa carta.

Me pedía que buscara a su novia como si no fuera suficiente con la noticia que me dio. Encontrarme con ella tampoco era una buena opción, si el día en que le iba a entregar la carta hubiera llegado puntual, Adri aun estuviera conmigo.

—¿Es enserio? —Suspiré–. Sabes que no quiero ver a esa chica, además ¿Qué vas a hacer cuando la veas y le digas que en tu misma casa vive tu exnovia?

—Yo me las arreglaré, ese es asunto mío.

Por la puerta de la pensión salía una chica de cabello amapola con la tonalidad de una zanahoria, su mirada iba al piso y mientras la mía se perdió en ella o tal vez era la distracción de mi mente que procesaba la noticia de mi medio hermano. No logré apartarme. Nuestros cuerpos chocaron, sus brazos revotaron en mi pecho mientras escuché el eco de su respiración. La mano que no tenía el celular tocó ligeramente uno de sus delgados hombros.

—Lo siento –Dijimos al mismo tiempo que nuestras miradas se cruzaron, por un instante, sus ojos sacaban chispas, pero a la vez se veían húmedos, mis manos dejaron de hacer contacto para que siguiera su camino.

Sonrió ligeramente y cruzó la calle
Sin poder evitarlo la seguí con la mirada, mis labios se curvearon al ver su atuendo peculiar playera blanca larga y un pans guango, era claro que no era de aquí.

—¿Estás ahí? —Preguntó mi medio hermano.

Negué con la cabeza y dejé de ver a la chica.

—Tu novia, tu ex, es más ni tan siquiera sé porque aún dices que son novios si tú has andado con varias, pero es tu problema.

—Tus sermones de hermano mayor me duermen –Dijo entre risas.

—Entonces espero a Kenia en una semana —Apreté los dientes–. Ojalá no tardes mucho tiempo en llegar.

Mi mirada buscó a la pelirroja estaba sentada al otro lado de la calle, un chico con una maleta estaba parado enfrente de ella.

—Lo siento, pero esto será tardado, y como veo que no te agradó la noticia, te dejo hermanito –Colgó.

Puse mi cabeza junto a la pared y me di un par de topes, apretando mis dientes y metiendo el aire.

La próxima semana tendría a esa enferma en la tranquilidad de mi casa, seguía sin poder creer que mi medio hermano y madre fueran capaz de mandar a Kenia, debía encontrar una solución. Esa chica era un peligro para mi paz mental.

Antes de subirme a la bicicleta, eche un último vistazo a la chica, seguía donde la había visto hace unos segundos, su largo cabello cubría parte de su rostro.

Todas las flores tienen espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora