Karín llegó a casa y desde afuera se podía sentir el olor a comida recién elaborada, sabía que Elian estaba preparando algo para la cena, desde pequeño lo enseñó a cocinar y a telar, aunque dejó de hacerlo hacía mucho tiempo. Cuando entra no la mira, ya estaba sentado degustando de su exquisito plato dejándole un poco a la chica en un tazón. Ella deja las telas cerca del voyark y se lava las manos para saborear la comida de su hijo, aunque añoraba que la llamase así. Se prepara la cena y se sienta frente a él, ni siquiera levanta la vista ante su presencia, saca fuerzas para hablarle ya que si no toma la iniciativa, él no lo hace.
-Te quedó exquisita la sopa Elian -siguió con su comida sin hacer un gesto tan siquiera. -Voy a telar un poco después que me dé un baño, ¿cómo te fue hoy en la mina?
-Bien -necesitaba que le hablase más, esas palabras eran como filosas navajas atravesando su pecho.
-¿Qué hiciste al salir?
-Caminé con una amiga.
-¿Con Dita? -por primera vez el chico levantó la cabeza mirándola con una ceja enarcada.
-¿Nos viste?
-Sí, pasaba por ahí ya que iba al pueblo y...
-¿Escuchaste algo?
-!No! -mintió -Quise llegar a saludar a Dita pero no quería interrumpir.
-Sólo somos amigos -se levantó dejando el tazón en el fregadero.
-Igual, si son novios no importa si la traes a casa...
-!No somos novios! Así que deja de decir eso -fue directo a su habitación y ella lo siguió.
-Elian, es momento que dejes de tratarme así, ¿no entiendo qué pasa contigo hijo?
-!Deja de decirme hijo! -se acercó a ella haciendo que retrocediera.
-!Quieras o no, eres mi hijo! !Te crié como tal y aunque ya no me quieras... -se le quebraba la voz -...siempre te querré y serás siempre mi hijo!.
-!Pues debí haber muerto junto a mi verdadera madre! -salió dejándola sola.
Karín se sentó en la cama mientras lloraba, quería morirse y dejar de sufrir tanto, antes adoraba como salían de sus labios la palabra ¨mamᨠy ahora todo era desprecio y rechazo hacia ella. Se quedó acostada en la cama de él durante un rato sintiendo su olor y recordaba esas noches en que no la dejaba dormir llorando, o cuando tenía que defenderlo de los niños más grandes del pueblo, o cuando le dolía algo y prácticamente tenía que volverse una maga para curarlo. Eran cosas que estaban grabadas en su mente pero al parecer a él se le borraron. Se secó las lágrimas sentándose frente al voyark para tejer, al menos necesitaba despejar su mente. Lo sintió entrar al baño y el agua la caer. Quería seguir llorando pero no podía porque una madre debe ser fuerte. Logra acabar con una pieza de ropa y se dispone con la otra, los ojos se le cerraban pero debía sacar los dos encargos.
Desde su posición Elian la observa y le duele tratarla así, porque la quiere...la quiere... Se pone de pie y se acerca viéndola cansada y casi dormida.
-Acuéstate, yo termino esto -indicó la pieza de la tela.
-No Elian, ve a descansar, yo lo acabo.
Él pone una mano sobre la de ella para que se detenga, Karín alza la vista y Elian cambia la suya.
-Yo lo hago -ella lo había enseñado a tejer igual o mejor que ella y no dudaba de su capacidad para acabar con el encargo.
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El Clan del Adiós
Science FictionLos Jorsh son un clan de tejedores inmortales, todos son bellos y no pueden envejecer, Karin es huérfana y algo sucede con su gente, que se ve obligada a abrirse camino sola y pasar por cosas que la marcarán por el resto de su eternidad.