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La noche había caído en Montecarlo, después de la gran boda de Charles muchos de los invitados en su hogar se habían marchado, solo quedaba su más allegado amigo, Sergio Michel, el Omega había estado ahí para el.
En ese momento Charles se encontraba cerrando las ventanas de la mansión Leclerc, lo hacía despacio, con calma, todos sus pendientes para la partida a su luna de miel ya habían sido terminados, pasaría aquel ritual y marital en las islas de Liverpool, su esposo era originario de Inglaterra y deseaba mostrarle una de las ciudades marinas más famosas del país.
Camino hacia la habitación de su amigo y una vez amante, anhelaba un poco de consuelo antes de entregarse a su destino, sus pies descalzos tocaban el frío piso de la mansión, era la primera vez que aquel piso se sentía de esa manera, así apresuró su paso a la habitación de su amigo.
Tocó la puerta levemente mientras qué su corazón latia lo suficientemente rápido como para salir de su sitio, cuando Sergio abrió la puerta Charles se encontró con la bella figura del Omega en un hermoso traje de confección, llevaba un fino corset regalo del mismo Charles hace unos años, y era impresionante pues a pesar del paso inevitable del tiempo aquella prenda le seguía quedando como un anillo al dedo.
»-¿Saldrás está noche lindo?-
»-Si, Max Verstappen me invitó a salir, estoy un poco nervioso Charlie, me siento como una quinceañera, ¿Yo?, ¿Farah?-
»-No tienes nada de que preocuparte Sergio, Max es un buen hombre estoy seguro que el te cuidara muy bien.- Charles se dejó caer en la cama totalmente devastado, todo el cansancio emocional eventualmente le pasaría factura tarde o temprano.
»-Te sientes mal por tu luna de miel, ¿No es así Cariño?-
»-Para nada, me siento como un pájaro en primavera, ¡Oh dios mío!, ¡No amo a ese hombre!-
Sérgio río un poco ante aquellas palabras, si bien Charles había sido criado en un ambiente de respeto y de elegancia el Omega no se limitaba al momento de expresar sus ideas y todo lo que pensara sobre algo al respecto.
»-Creo que en este punto, no importa, ¿Verdad?- Sergio terminaba de arreglarse mientras colocaba un fino collar de perlas en su cuello, teniendo dificultades con el bronche que se negaba a cooperar, Charles de inmediato se levantó para socorrer al omega en su lucha contra aquel terrible collar, delicadamente comenzó a colocar aquel collar en el cuello de su amigo, después de hacerlo aprecio la belleza del mexicano, tan parecido a sus ancestros, las bellas pecas que adornaban su cara eran el accesorio ideal para conformar la belleza de aquel hombre.
