La brisa del mar pegaba en su rostro, intentaba asimilar su situación, en tan poco tiempo había parecido perderlo todo, no valía su amor, no valía su dedicación, por años le había jurado su amor y pasión a Perceval pero este lo había desechado como si se tratara de una basura, así de reemplazable era.
Aunque solo quizá el tenía la culpa, por ser tan cobarde.
Camino directo hacia la casa para retomar su puesto.
Un disparo y todo se oscureció.
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Sergio intentaba consolar a un destrozado Charles, las balas encontradas en la caja en las pertenencias de Carlos eran exactamente iguales a la que encontraron en el cuerpo de Jules. Nadie podía creer aquello, de inmediato los hombres se desplegaron en su búsqueda, Charles estaba dolido, Arthur estaba furioso, Lorenzo aún ajeno a todo aquello seguía sumido en su sufrimiento, el cuerpo de Jules ya había sido preparado para ser enterrado.
El luto estaba siendo llevado a cabo, las velas en la mesa estaban ardiendo siendo las únicas luces encendidas en el lugar, los Omegas daban oraciones para el descanso de Jules, los alfas custodiaban el féretro, nadie tenía que saber la verdadera razón por la cual había muerto Jules, a los no allegados a la Omerta se les había dicho que fue un accidente, sin embargo solo algunos presentes sabían la verdad y estaban dispuestos a tomar venganza.
Lewis se acercó poco a poco a Charles, el Omega no paraba de llorar en los brazos de Sergio.
»-¿Puedo?- Lewis se acercó hasta ambos omegas, Sergio asíntio y se apartó un poco para que Lewis pudiera sostener a Charles, el monegasco se derrumbó en los brazos del alfa.
»-Lo siento mucho Charles.-
»-Quiero que lo encuentren y lo traigan hasta mi, vivo, quiero matarlo yo mismo.- Apretó sus manos mientras que se aferraba a las ropas de su alfa.
»-Asi será omega.- Lewis acurrucó a Charles entre sus brazos mientras liberaba hormonas tranquilizantes, beso su cabello y lo meció como un pequeño cachorro.
Del otro lado de la sala Sergio era abrazado por Memo, el Omega se sentía desbastado por la tristeza de su amigo, no tenía el placer de conocer del todo a Jules, sin embargo el Omega siempre se había mostrado lindo y amable con todos en general, incluso con su presunto asesino.
»-Memo, ¿Podrías traerme un poco de agua?, no me siento muy bien.-
»-Claro que si.-
Memo camino lentamente hacia la cocina, el lugar estaba vacío, o bueno, casi, en el horno se encontraba un pequeño joven tratando de acomodar una charola con pequeños panecillos, se veía pesada así que Memo no dudo ni un segundo en ir en su ayuda.
»-Se ve pesado.- Memo tomo la charola entre sus manos y sin ningún esfuerzo la metió al horno
»-Che, gracias.- El joven volteo a verlo con una sonrisa la cual Memo encontró encantadora
