Tiempo de Calidad

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Jungkook miró su reflejo en el espejo y frunció el ceño al ver como su cabello no se veía como quería ese día. No era tan vanidoso como Jimin, de hecho, no se consideraba uno en lo absoluto, pero a nadie le gustaba verse mal y mucho menos en un día tan especial.

Hoy, hace un mes, él y el rubio habían empezado una relación.

— ¿Nervioso por hoy?

Una voz invadió el baño principal asustándolo. Jungkook dirigió su mirada alterada a la entrada de este y suspiró al ver que solo era su padre.

— Bueno, es muy temprano para estarlo, los viernes Jimin tiene que hacer una tutoría por lo que saldremos por la tarde.

Su padre se acercó y llevó su mano al rostro del menor atrayéndolo a él, entrecerró sus ojos y no tardó en peinar el cabello azabache del contrario con sus dedos en tan solo cuestión de segundos.

— Eres todo un Don Juan, lo sacaste de mi — se distanció — no regreses tarde y recuerda que tienes que llegar virgen al matrimonio.

Jungkook se sonrojó ante las palabras de su padre que sabía que las había dicho con la intención de molestarlo, pero no pudo decirle nada tras ver como se iba casi volando de su vista. Soltó una suave risa y volvió a mirar el espejo.

Si, se veía bien.

Fue trotando a su habitación, levantó su mochila, agarró el gran ramo que rosas que lo esperaba en su cama y salió de su hogar a paso acelerado, despidiéndose en el transcurso de su padre, quien a penas abría las puertas de su tienda de víveres en el primer piso de su hogar.

Jungkook no provenía de una familia acomodada como la mayoría de estudiantes en Yonseol, de hecho, el había ingresado a esta a los 7 años con una beca de excelencia académica. Es posible que pueda sonar triste decir que siempre estuvo consciente de su entorno, pero la realidad era que gracias al gran intelecto de Jungkook y sus ganas por salir de ahí, pudo volverse quien es actualmente. Quizás con el tiempo desarrollado un patrón egocéntrico que lo llevaba a obtener todo lo que se proponía, pero él lo veía como una cualidad, así que no hay de que preocuparse.

Un ejemplo de esto fue su actual relación, Park Jimin había sido de sus más grandes ambiciones.

Él chico era perfecto a los ojos de Jeon desde que este le restregó en la cara el primer puesto de la clase. Había sido tan divertida y encantadora su actitud ante el resultado de su larga batalla por el puesto, que se le fue inevitable sentirse atraído a él, como todas las personas que conocían el encanto de los Park.

Aunque le costó un año, lo logró, el intachable y precioso príncipe de una de las firmas más reconocidas de Corea del Sur había aceptado su propuesta tras tenerlo como un cachorrito con su amo durante tanto tiempo.

Incluso estuvo a punto de pelear con Min para defenderlo, pero este no lo dejó hacerlo preocupado por la reputación de Jungkook, admitiendo que nunca dejaría que se manchara las manos por él y aceptando que le gustaba el chico desde hacía unos meses atrás.

— ¡Jimin!

No pudo ver a su novio antes de clases, pero en el receso casi corrió hacía él cuando lo vio de espaldas reunido otra vez con su grupo habitual.

Jimin giró al escuchar su nombre y no tardó en dar una gran sonrisa al ver al pelinegro acercándose a él con el ramo de flores en sus manos.

— Cariño, son preciosas — dijo el más bajo cuando lo tuvo cerca, rendido por el romanticismo del chico.

Jungkook sonrió nervioso y asintió con su cabeza suavemente aliviado de que fueran de su agrado antes de besarlo, importándole muy poco quienes estuvieran a su alrededor; ese día nada importaba más que su novio y su felicidad. Pero claro que la atmosfera rosada no duraría tanto, siendo reventada por la grave voz del mejor amigo de Jimin.

FANCY BOY || YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora