RECUERDOS #2

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Puse la punta de mi miembro en su entrada sintiendo aquel pequeño apretón inconsciente por parte de ella, estaba débil pero aún así quería sentirme, lentamente comencé a meterlo, tan apretada su gemido ahogado y lento en mi mano por el dolor de lo estrecha que estaba.

- Relájate un poco Anette...

Dije en un jadeo finalmente entrando en una estocada, un gemido de dolor salió de sus labios, sus brazos se debilitaron haciéndola caer en la cama pero con el culo bien parado para mí, mis manos fueron a sus caderas comenzando a dar lentas pero duras estocadas, sintiendo incluso como mis bolas chocaban con su entrepierna.

- ¡Enzo!, ¡Para! ~

Gimió casi suplicando mientras yo en vez de parar comencé a moverme más rápido y duro contra ella, sus pequeñas manos débiles del dolor apretaban las sabanas dejando salir esos dulces y agudos gemidos, que decían mi nombre en cada estocada.

- Enzo, Enzo, Enzo... ~

Gemía, no de manera urgida por qué le diera más de mi, si no todo lo contrario, en verdad comenzaba a dolerle y se notaba en lo agudo de su voz que se quedaba sin aliento.

- Mierda Anette, que bien se escuchá mi nombre saliendo de tus labios.

Dije está vez dando un pequeño azote en una de sus nalgas lo cual hizo que ella comiera comenzando a ayudarme con el movimiento, aún que era un movimiento leve sus caderas se movía de adelante hacia atrás, de una manera igual de dura como le estaba dando dejándome sentir cada parte de su estrecha vagina, tome su cadera con firmeza y salí de ella.

- Abre más tus piernas.

Ordene y ella hizo lo que le pedí, mi vista era preciosa, ella mojada con esa vista, definitivamente estaba perdido Por la perversión al igual que mi niña quien para ser su segunda vez no era nada mala.

- ¿Estás lista?

Pregunté poniendo de nuevo la punta de mi miembro en su entrada y antes de que pudiera responder entre de una nuevamente.

- ¡Sí! ~.

Se escuchó su respuesta en un gran gemido de placer el cual me hizo sonreír, está vez deje que llevará el control y ella comenzó a moverse de adelante hacia atrás mientras se sostenía de sus manos y mis manos tocaban sus caderas, sentí sus paredes apretar mi miembro mientras que se movía más rápido pegandose contra mi cadera, sintiendo de nuevo mis testículos chocar también.

- ¡Sí, mi niña!, ¡Si!~.

Dije dejando de nuevo un fuerte azote en su nalga sus gemidos ahogados salían mientras que yo solo disfrutaba, me molestaba no poder escuchar bien sus gemidos a lo que tome su barbilla de nuevo pegandome a ella mientras comenzaba a estocarla también dando un par de nalgadas más con mi mano libre.

- Di mi nombre.

Ordene recibiendo tan placentera respuesta.

- E-Enzo... Para, para... Me harás correr para por favor.

Su pequeña voz en trémolo mientras que yo seguía con lo mío sin hacerle mucho caso, sus manos en la mía al sentir el pequeño apretón en su cuello que hacía temblar su cuello y yo besando su cuello, finalmente quedé completamente sobre ella, tome sus muñecas poniendolas lado a lado de su cabeza ella me miraba acostada en la cama y yo simplemente sonreí.

- ¿Te gusta mi niña?, ¿Te gusta que te la meta?.

Pregunté en un tono agitado mientras yo seguía moviendome contra ella, pequeñas lágrimas de placer salian de sus ojos mientras asentia y yo di una muy dura y placentera estocada.

- ¿Te gusta?.

- ¡Si, Enzo!, ¡Me encanta! ~

Finalmente respondió en un fuerte gemido formando una sonrisa en mi rostro al sentir como comenzaba a correrse y a temblar bajo de mi, era mia, completamente dominada por mi, no me importo que hubiera terminado, yo seguí.

- En-enzo... Para, para por favor papi, me duele ~ para, para, para ... ~

Esa jodida palabra "Papi" me prendió incluso más seguí con loio moviendome ll más fuerte que pude haciéndola gemir tan duró ese maldito "Para".

- ¿"Para que" mi niña?.

Susurré en su oído moviendome con fuerza contra ella, podía jurar que sus gemidos salían entre llantos.

- Para papi ~.

Mierda, puedo jurar que casi termino con tan lindas palabras saliendo de su boca, finalmente di de nuevo lentas y duras estocadas haciéndola gritar.

- ¿Pero por qué parar, mi niña? Si a mí me encanta follarte y a ti te encanta sentirme.

Una de mis manos paso a su cabello jalandolo, de nuevo esos gemidos gritados saliendo de su boca.

- ¿Te gusta que te folle, no, mi niña?.

Susurré de nuevo en su oído mientras mi otra mano tomaba su cuello apretándolo un poco.

- Si Enzo, me gusta ~.

Gimió haciéndome salir de ella lentamente, me aleje lo suficiente para poder darle la vuelta y mirarla fijamente.

- Pues que bueno mi niña, por qué aún no termino...

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Dejaré esto por aquí y me iré lentamente 👀...

ONE SHOT - Enzo Vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora