CAPITULO 1: llega el forastero

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Había una vez... Un joven llamado Greg, que cierto día entró a la biblioteca del pueblo, tenía ganas de leer un buen libro, le preguntó al encargado por la sección de libros de cuentos de hadas y fábulas. El señor le indicó el pasillo, fue allá y vio los libros que tenian disponibles, estaba revisando y de entre todos, le llamó la atención el de la sirenita, aunque ya se sabía la historia la princesa Ariel, se lo llevó a leer a su casa otravez. Esa tarde, se preparó un café, se sentó en su sillón, abrió el libro y le dió vueltas a las hojas, hasta la parte en que la sirenita conoce al principe, iba leyendo cuando de pronto vio que el libro brilló por completo y él también comenzó a resplandecer, en eso un vórtice espiral se formó y se llevó a Greg, arrastrándolo hacia el libro, transportandolo al interior del cuento.

Al poco tiempo, despertó confundido,  sintiendo la brisa marina y el vaivén del barco bajo sus pies, dándose cuenta que ya no estaba en su casa. No sabía cómo, pero estaba en un barco. De pronto, los marineros lo encontraron y lo miraban con desconfianza mientras lo rodeaban.

Marinero 1: ¡Ey, mirad esto! ¡Un polizón en el barco!

Marinero 2: ¿Qué hacemos con él, capitán?

En ese momento, un hombre joven con ropas nobles y aire decidido se acercó al grupo. Era el Príncipe Erik, a quien Greg reconoció al instante por la descripción que leyó tantas veces del cuento de la sirenita.

Príncipe Erik: (frunciendo el ceño) ¿Qué está pasando aquí?

Marinero 1: Mi príncipe, encontramos a este joven escondido, es un polizón.

El príncipe Erik observó a Greg con curiosidad, y este se apresuró a actuar para evitar problemas mayores.

Greg: (levantándose y diciendo lo primero que se le ocurrió) ¡Oh, gracias a Dios que me encontraron! Me llamo Greg, y soy un náufrago. Me caí de otro barco hace días y estuve a la deriva.

Los marineros y el príncipe intercambiaron miradas escépticas.

Marinero 2: (frunciendo el ceño) ¿Un náufrago, eh? ¿Y porque usas esas ropas extrañas?

Greg: (pensando rápido) Verán, vengo de un país lejano, pero me caí del barco en el que navegaba. Pasé varios días a la deriva hasta que me encontré con su barco, estaba tan exhausto que solo tuve fuerzas para subir y acostarme en la cubierta. No quería causar problemas, solo buscaba ayuda, no eh robado nada (sacando los bolsillos de su pantalón)

El Príncipe Erik pareció estudiar a Greg durante unos segundos antes de asentir lentamente.

Príncipe Erik: Muy bien, Greg. Parece que has tenido una mala racha. Bienvenido a bordo del barco. (volviéndose a los marineros) Llévenlo a las barracas, denle algo de agua y comida y déjenlo descansar.

Los marineros obedecieron y Greg los siguió, tratando de disimular su nerviosismo, mientras era llevado hacia el interior del barco.

Greg: (muy pensativo mientras iba caminando) Ese es el príncipe Erik, pero ¿Cómo llegué aquí? Estaré soñando o de verdad entré en el cuento de la sirenita?? (Se pellizca el brazo para ver si estaba soñando pero no pasó nada, estaba despierto)

Esa noche, Después de comer y descansar un poco, Greg escuchó los distantes estallidos de fuegos artificiales y salió a la cubierta del barco a ver. Preguntó que se celebraba y, confirmando sus sospechas, le dijeron que es el cumpleaños del Príncipe Erik, vio como bailaban los marineros y le regalaban una  estatua. En ese momento, Greg recordó algo muy importante, era la parte del cuento cuando la sirenita Ariel se subía al barco para ver la celebración oculta por la noche.

Mientras cantan y celebran los demás, Greg se acercó con cautela a la borda y miró con cuidado hacia la orilla del barco y el mar, buscando a la joven sirena, pero no la vio, por lo que se movió hacia el otro lado del barco, asomándose. Allí, escondida entre las sombras y las luces de los fuegos artificiales, finalmente la encontró, estaba sentada observando la fiesta con curiosidad y cautela. Mucho más majestuosa en persona que como la describen en los libros:
"De apariencia física deslumbrante y mágica. Su cabello largo, fluido y de un color rojo intenso, que brilla bajo el agua. Sus ojos son grandes, expresivos y de un azul profundo, reflejando la curiosidad y el deseo de explorar el mundo más allá del mar. Su piel de un tono claro, contrastando con su cola de sirena, que es de un verde esmeralda brillante con escamas que resplandecen al moverse. La cola termina en una aleta ancha y delicada para nadar con gracia y velocidad".
En resumen, Ariel es una sirena que combina belleza y espíritu aventurero, capturando la esencia de lo fantástico y lo marino.

Tierra y mar: la historia de La Sirenita y un forasteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora