Capitulo 22: LA VERDAD DESCUBIERTA

11 3 0
                                    


El grupo comenzó a caminar por el sendero, rodeados por la exuberante naturaleza. Los árboles a su alrededor altos, los arbustos frondosos, y la luz del sol que se filtraba a través de las hojas creaba un suave juego de luz y sombras que se movía al ritmo de la brisa. Aquata y Ariel no podían evitar detenerse cada tanto para admirar las flores silvestres o escuchar el canto de algún pájaro escondido entre las ramas.

-Mira, ese es un ruiseñor- señaló Erik, deteniéndose junto a un árbol donde un pájaro de plumaje suave estaba cantando -Es uno de los pájaros más hermosos de este bosque.

-Su canto es... tan dulce- murmuró Ariel, cerrando los ojos un momento para escuchar mejor-. Me recuerda a las canciones del mar.

-¿Del mar?- preguntó Greg, curioso, aunque sonriendo-. Dinos más porfavor...

-Oh, Greg, hay muchas maravillas que ni te imaginas- respondió con una sonrisa traviesa, pero no dijo más.

Después de un rato de caminar, llegaron al riachuelo que Erik había mencionado. Los árboles, arbustos, las plantas, el sonido del agua corriendo, y el brillo del sol reflejándose en el agua cristalina hacía que el lugar pareciera sacado de un cuento de hadas, sin dudarlo, se acercaron.

-Es tan clara- comentó Aquata, mirando con complicidad a su hermana.

-Sii, debe fluir de más arriba, limpiada y filtrada por las rocas... lo supe al hojear los libros que me enseñaba Greg. mira te hice un collar de flores, ten- Se lo pone en el cuello.

-Es como si estuvieran conectadas con la naturaleza de una forma que nosotros no entendemos.- Erik comentaba, mientras lanza una piedra al agua.

-Lo he notado desde que las conocí -asintió Greg-. Son diferentes, pero en el mejor sentido posible.- luego murmuró -Cómo quisiera tener mi celular para tomar fotos...

-La paz de este lugar puede sentirse- dijo Ariel, moviéndose de aquí para allá como si bailara

-Es uno de mis lugares favoritos- admitió Erik, sonriendo. -Siempre vengo aquí cuando necesito despejar mi mente.

-Puedo entender por qué- respondió Aquata, mientras el agua de la cascada creaba un suave eco en el ambiente-. Es un lugar muy especial.

En eso observaron un árbol muy grande junto a la orilla, cuyas raíces se extendían en todas direcciones, Erik se adelantó tomando la mano de Aquata.

-¡Mira, tiene manzanas, vamos por algunas- La llevó hasta allí, luego comenzó a cortas unas cuantas manzanas y dárselas.

Aquata se acercó para ayudarlo y recibir las manzanas, en eso Max se les acercó y ella perdió el equilibrio, se agarró de Erik y ambos cayeron al agua, no era profundo pero lo suficiente para nadar. Las miradas de miedo de Ariel y Greg por lo que estaba pasando y rápidamente se acercaron a la orilla para ver cómo estaban ellos.

-¡Hermana! -Ariel muy asustada, se puso las manos en la boca, acercándose para ayudar de alguna manera pero no quería mojarse también.

-¿Oh, estás bien? -exclamó preocupado Erik, acercándose a dónde estaba ella.

En ese instante, Aquata se convirtió en sirena, trataba de cubrirse con su falda. -Sí, E-estoy bien, perdona ya nos mojamos por mi culpa... no te preocupes... yo saldré en un momento, adelantate.- Dijo nerviosa, alejándose más.

-Ven salgamos, debemos secarnos o nos resfriaremos...-dijo Erik levantándose ofreciéndole la mano para salir juntos del agua, pero viendo que mantenía cierta distancia y se quedaba sentada. -¿Qué pasa? ¿Porque estás nerviosa?-

-Mi hermana es muy timida, saldrá en un momento, ¿porque no van por algo para que te seques Erik?- dijo Ariel también nerviosa tratando de atraer la atención de Erik.

-Si, Además, no debemos ver cómo se quita la ropa para secarse cuando salga del agua... recuerda tus modales de príncipe, ser siempre respetuoso- dijo Greg para distraerlo.

Erik sonrió ligeramente ante el comentario, pero de pronto, su expresión cambió al ver algo moverse bajo el agua. -¿Aquata...? parece que un gran pez está debajo de tu falda... espera...- de pronto, su corazón dio un vuelco. Sus ojos se agrandaron y se quedó completamente inmóvil, mirando fijamente el reflejo del sol sobre las escamas de aquella cola azul. -N-no puede ser... -susurró, dando un paso atrás. -Estoy... ¿Estoy soñando?

Ariel, con el corazón acelerado, se acercó rápidamente hacia la orilla. -Erik, tranquilízate porfavor.- le dijo Ariel con suavidad -No estás soñando, esto es real, pero... por favor, escucha primero, te lo ruego... ¿Sí?

-No te asustes... -añadió Greg tratando de hablar lo más tranquilo a su amigo-. Sé que es mucho para procesar, pero confía...

Aquata, quien hasta ese momento intentaba cubrir su cola, vio el temor en los ojos de Erik y su corazón se encogió. Lentamente, se acercó a él, aunque temblaba de los nervios. -Erik... -su voz era suave pero desesperada-. No quería ocultarte esto... quería decirte... pero tenía tanto miedo de que me rechazaras si supieras la verdad... soy una sirena- dijo muy nerviosa. -pero... sigo siendo la misma persona que conoces.

Erik la miraba sin decir nada, su mente luchaba por aceptar lo que estaba viendo. Había escuchado historias, mitos sobre sirenas, pero nunca imaginó que fueran reales, mucho menos que la persona con la que estaba comenzando a tener sentimientos profundos, fuera una de ellas.

-Aquata... yo... no sé qué decir... ahora entiendo porque nos quedábamos de ver en ese lago- logró murmurar finalmente, su voz entrecortada por la confusión y la sorpresa-. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

-Porque no sabía cómo... -respondió ella, bajando la mirada muy preocupada-. No sabía cómo reaccionarias... con Greg fue diferente, cuando conoció a mi hermana...

-No debes temer... -interrumpió Ariel, tomando el brazo de Greg. -No somos peligrosas. Si me permites explicártelo todo...

Erik miró a Ariel, luego a Aquata, su mirada suavizándose un poco, aunque seguía desconcertado. -Esto es... mucho -admitió, pasándose una mano por el cabello mojado-. Pero... quiero entender. No quiero que este sea el final de lo que empezamos. Solo... dame tiempo para procesarlo, ¿de acuerdo? Díganme que ocurre...

-Sí... b-bueno... -murmuró Aquata, su voz casi quebrándose-

Greg, que había estado observando todo, intervino. -Yo... Inicié todo, cuando encontré a Ariel...

Erik todavía mirando la cola de Aquata bajo el agua, pensando que está soñando, pero poco a poco empezando a relajarse y reacciona volteando a ver a Greg. -¿Tú qué? espera... lo sabías y ¿no me dijiste nada? Me deben muchas explicaciones, comienza y no guardes ningún detalle-

-Sí, verás... fue cuando me encontraron en tu barco... ¿recuerdas?- bajó la mirada sintiendose culpable. Tenia que confesar todo, excepto lo de que entró a un cuento de hadas.

-No te pongas así, no hiciste nada malo.- dijo Ariel preocupada viendo su expresión.

La tensión estaba en el ambiente, había que aclarar muchas cosas y ninguno estaba preparado para explicar todo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: a day ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tierra y mar: la historia de La Sirenita y un forasteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora