El balcón del castillo ofrecía una vista espectacular al océano. Las luces de la gala reflejaban en las olas del mar, y el aire fresco de la noche envolvía a Erik y Aquata mientras seguían conversando. Él estaba encantado con su compañía, y su mirada no podía alejarse de ella. Mientras tanto, dentro del salón, Ariel y Greg habían tomado asiento en una elegante mesa de mármol decorada con flores y candelabros.
-Voy por algo de beber -dijo Greg, inclinándose hacia Ariel con una sonrisa cálida-. No tardo.
Ariel asintió con gratitud, observando cómo él se alejaba hacia la mesa de bebidas e intercambiaba unas palabras con unos invitados. Justo en ese momento, un joven príncipe, con una porte elegante y sonrisa segura, se acercó a ella.
-Buenas noches -saludó el príncipe con una reverencia-. Soy el príncipe Alistair. No he podido evitar notar su presencia esta noche. Resaltando desde que llegó.
Ariel, con su natural amabilidad, esbozó una sonrisa y le devolvió el saludo.
-Buenas noches, príncipe Alistair. Soy Ariel -respondió con sencillez, sin revelar más de lo necesario.
-¿Ariel? -repitió él, inclinando la cabeza con interés-. Un nombre tan bello como usted. Me sorprende no haberla visto antes en ningún baile de gala. ¿De qué reino viene?
Ariel, manteniendo su calma y discreción, respondió de forma tranquila.
-Vengo de un reino más allá del mar.
Alistair pareció intrigado por su respuesta, sus ojos brillando de curiosidad.
-Un reino más allá del mar... fascinante. -La miró fijamente, casi tratando de descifrar más-. Perdone mi atrevimiento ¿me concedería el honor de un baile?
Ariel, con su dulzura característica, asintió.
-Claro, vamos.
El príncipe le ofreció su brazo, y Ariel lo tomó con delicadeza, levantándose de su asiento. Se dirigieron a la pista de baile donde la música envolvía el ambiente con un ritmo suave y elegante. Se saludaron y comenzaron la danza en cuanto la música empezó. Mientras bailaban, Alistair no apartaba su mirada de ella.
-Nunca había conocido a alguien tan encantadora -comentó él, con una sonrisa amable-. Si me lo permite... ¿Le gustaría salir conmigo alguna vez? Creo que sería maravilloso compartir más de su tiempo.
Ariel lo miró con amabilidad, pero con una sonrisa suave y firme respondió:
-Es muy amable, pero ya salgo con alguien.
Alistair arqueó una ceja, claramente sorprendido, pero no se dio por vencido.
-Lo noté, viene acompañada esta noche. Pero permítame impresionarla mi lady. -El príncipe comenzó a enumerar, con orgullo-. Soy heredero de vastas tierras, poseo un castillo en las colinas, y tengo un ejército a mi servicio. Además, he ganado varios torneos de caballería en los últimos años.
Ariel, siempre gentil, lo escuchaba atentamente pero sin mostrar el asombro que Alistair esperaba. En cambio, sonreía con educación.
-Es admirable, príncipe Alistair. -dijo, su voz suave-. Pero no busco títulos o riquezas. Lo importante para mí es la conexión que tengo con quienes aprecio, no lo que puedan ofrecer.
El príncipe, visiblemente intrigado y quizás un poco desconcertado, sintió que su interés por ella crecía aún más. Estaba acostumbrado a que los elogios a su estatus lograran captar la atención de cualquiera, pero Ariel era diferente.
-Usted es única, sin duda. -dijo Alistair, bajando la voz-. Espero que nos volvamos a encontrar en otro evento. -Dijo en cuanto terminó la música.
Justo en ese momento, Greg regresó con dos copas de vino. Al notar la cercanía entre Ariel y el príncipe, una sombra de confusión cruzó su rostro. Alistair, viendo la llegada de Greg, decidió retirarse con una última mirada a Ariel.
-Espero poder verla nuevamente -dijo el príncipe, haciendo una ligera reverencia y besándole la mano antes de alejarse.
Greg observó cómo el príncipe se iba, y luego miró a Ariel claramente curioso.
-¿Quién era? -preguntó, entregándole la copa de vino.
Ariel, aún con una sonrisa en los labios, se encogió de hombros.
-Un príncipe llamado... Alistair. Quería impresionarme con su lista interminable de logros y propiedades. -Rió suavemente-. Pero no me interesó.
Sonrio también, la miró con alivio.
-¿Quería impresionarte? Parece que no sabe con quién está hablando. Eres la chica más increíble de este salón, y no necesitas que nadie te impresione.
Ariel lo miró con ternura y tomó un sorbo de su vino.
-Tú siempre sabes cómo hacerme sentir bien.
-Es mi trabajo -dijo con una sonrisa juguetona-. ¿Quieres que le ponga un alto la próxima vez que se acerque?
Mirándolo con una risa suave, negando con la cabeza.
-No hace falta. Estoy segura de que fue solo un encuentro pasajero.
Ambos se quedaron un momento en silencio, disfrutando de la compañía mutua y del ambiente vibrante a su alrededor. La música continuaba llenando la gran sala del castillo, mientras las risas y charlas de los invitados resonaban entre las paredes decoradas con tapices dorados y cristales brillantes.
-Vamos, bailemos -dijo Ariel de repente, mirando a Greg con una chispa traviesa en sus ojos-. No desaprovechemos esta oportunidad de bailar.
Greg sonrió ampliamente, dejándose llevar por su entusiasmo.
-A la pista, entonces -dijo, ofreciéndole su mano con elegancia-. Cómo podría negarme a mi maestra de baile
Ella sonrío más y aceptó su mano.
-Eso es más que suficiente para mí.
Los dos se unieron a las demás parejas que estaban en la pista de baile, fundiéndose en la magia de la noche, donde cada paso, cada sonrisa y cada mirada compartida hacía que la velada se sintiera aún más especial.
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Tierra y mar: la historia de La Sirenita y un forastero
FanficEn un giro mágico del destino, un joven es llevado misteriosamente al mundo del cuento de La Sirenita, justo en el momento crucial en que Ariel conoce al Príncipe Erik. Perdido entre la fascinación y la incredulidad de un cuento de hadas viviente, e...