CAPÍTULO 7: Arreglar el canon?

31 6 0
                                    

Los días pasaron sin problemas, Ariel y Greg se reunían en la cala secreta ocasionalmente. Platicaban de sus mundos, compartiendo historias y detalles que fascinaban a ambos. Una noche, mientras la luna brillaba sobre las olas, Ariel comenzó a hablar del castillo de Atlántica.

**Ariel:** (con entusiasmo) "Greg, déjame contarte cómo es el castillo de Atlántica. Es un lugar increíble, lleno de torres de coral y pasillos de conchas brillantes. Los peces de colores nadan por todas partes, y las luces del mar iluminan todo con un resplandor mágico."

**Greg:** (aunque ya conocia una descripción del castillo, puso atención con asombro pues sonaba mejor la descripción de Ariel) "¡Wow, suena increíble! ¿Y cómo son las habitaciones? ¿Tienes una vista especial desde tu ventana?"

**Ariel:** (asintiendo) "Sí, mi habitación tiene una ventana que da al jardín de anémonas. Desde allí, puedo ver a los delfines jugar y a los peces payaso nadar entre las plantas. Y en la sala del trono, mi padre tiene una enorme concha dorada donde se sienta para dar sus órdenes."

**Greg:** (sonriendo imaginando todo) "Debe ser espectacular. Me encantaría ver ese lugar algún día, si hubiera alguna forma, se que ahora es imposible."

**Ariel:** (tocando suavemente la mano de Greg) "Nunca digas nunca. Quizás algún día podamos encontrar una manera. Pero por ahora, estoy feliz de compartirlo contigo a través de mis palabras."

Greg sacó de su mochila unas fresas que había traído como sorpresa para Ariel.

**Greg:** (mostrando las fresas) "Mira, Ariel. Traje de las frutas que te gustan."

Ariel tomó una fresa y la mordió. Sus ojos se iluminaron al sentir el sabor dulce y refrescante.

**Ariel:** (sonriendo con deleite) "¡Goyo, están que ricas! Ya las extrañaba!"

**Greg:** (riendo) "estas las venden en el mercado del pueblo. Sabía que te gustarían. Es increíble que algo tan pequeño pueda tener un sabor tan maravilloso."

Ariel tomó otra fresa y la disfrutó. Ambos se llevaban tan bien. Se miraron a los ojos, compartiendo un momento de pura felicidad.

**Ariel:** (con ternura) "Cada día contigo es una nueva aventura, y aprecio cada momento que pasamos juntos."

**Greg:** (tocando suavemente su mejilla) "lo mismo digo. Eres lo mejor que me ha pasado. Prometo que siempre encontraré formas de hacerte sonreír."

Se abrazaron bajo la luz de la luna, sintiendo la calidez de su amistad y el profundo vínculo que los unía. A lo lejos, Aquata, Sebastián y Flounder observaban con una mezcla de felicidad y cautela, sabiendo que esta amistad inesperada era algo especial y digno de proteger.

**Aquata:** (susurrando a Sebastián) "Mira lo felices que están, creo que no es necesario que venga cada vez que se encuentran"

**Sebastián:** (asintiendo) "Sí, se nota que se quieren. Puede venir cuando guste majestad. De todos modos yo seguiré siendo su guardián."

**Flounder:** (sonriendo) "Ellos realmente se complementan. Es hermoso verlos así."

Con el apoyo de sus amigos y la fuerza de su amistad, Ariel y Greg continuaron encontrándose en la cala secreta, compartiendo sus mundos y creando recuerdos que durarían para siempre.

Cierto día, mientras atardecía, Greg estaba terminando sus actividades de marinero, enrollando unas cuerdas en el barco. En ese momento, Sebastián, que se había subido discretamente al barco, se acercó para comunicarle algo importante.

**Sebastián:** (viendo que no hubiera nadie más, se acerca y le habla en voz baja, susurrando) "Oye Greg, Ariel está en el muelle esperándote. Tiene algo importante que decirte."

Tierra y mar: la historia de La Sirenita y un forasteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora