Capítulo 7 - Apuntando al objetivo.

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Inmarcesible (español): Qué no puede marchitarse

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Inmarcesible (español): Qué no puede marchitarse.

Existen gran variedad de flores, todas de diferente tamaños y colores. Algunas son curativas, otras venenosas. En su mayoría son bellas, y solo florecen bajo sus condiciones. Algunas necesitan climas cálidos, tropicales o fríos. Existen aquellas que necesitan más sol que otras, y así sucesivamente, cada una tiene su capricho especial.

Las flores si no se cuidan como es debido, se marchitan con el tiempo. No hay que ser un genio para poder saberlo. Si no las riegas lo suficiente se marchitan, si no tienen el suficiente sol también, si están en un clima donde no florecen mueren. Todas las flores son muy complicadas, pero la humanidad no se puede quejar, porque son exactamente iguales.

En el mundo hay diferentes tipos de personas, de diferentes tamaños y colores. Algunos son buenos, y otros han sufrido tanto que solo quieren hacer daño. Todos son bellos a su manera, y como las flores solo florecen bajo sus condiciones. Algunos son muy sociables, otros prefieren la soledad. Hay quienes les gusta la ciudad y otros el campo; a muchos les gusta el frío, otros prefieren el calor. Y bueno, cada quien tiene su capricho especial para poder ser feliz.

Y al igual que las flores, las personas también se pueden marchitar.

Algunos marchitan de la forma más bella posible, que es la vejez, pues si has vivido la vida como has querido la vejez sólo es un sinónimo de descanso a una vida llena de alegría.

A otros les toca la desgracia de marchitarse en vida, y vivir con una cadena pesada llamada pasado. Otros se marchitan con una tristeza tan profunda que es imposible erradicarla. Cómo una planta, las personas se deben cuidar; haciendo ejercicio, hidratándose, comiendo bien, etc. Pero a veces la realidad es más difícil.

Kendall Perkins le tenía miedo a marchitarse antes de siquiera poder florecer. Se sabía que era una chica de carácter fuerte y con determinación, pero la realidad era que tenía mucho miedo. Miedo de cometer errores, de ser lastimada, de dañar a otras personas, de decepcionar a sus padres; básicamente tenía miedo de vivir.

Ella ya estaba cansada de vivir siempre con condiciones, quería libertad. Y parecía que entre más la buscaba, más ataduras aparecían en su vida para que no fuera feliz.

Para ella, un compromiso a la edad que tenía, significa más una condena que un símbolo de alegría. Quería vivir, no estar atada a un hombre que no la amaba y no la respetaba, que le pondría límites y que buscaría que fuera sumisa ante él, cuando ella era todo menos eso.

Al final, decidió luchar. Quería pelear por lo que ella creía, por sus ideales y por su propia felicidad.

Apuntó nuevamente el arma hacia el punto rojo de la diana, esperando darle en el blanco. Ya la había cargado con anterioridad, así que solo apuntó y presionó el gatillo. El ruido se esparció por todo el campo, y sin más preámbulos la bala atravesó su objetivo.

Ni en un millón de añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora