Capítulo VIII

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AISHA

Mis ojos se abren al son que mis sentimientos de cansancio y satisfacción se manifiestan. Mientras me curvo en la cama una sonrisa traviesa aparece en mi rostro al recordar los momentos compartidos.

Cuando me giro, su cuerpo ausente provoca que esta desaparezca enseguida. Me sitúo en el filo de la cama intentando obtener una respuesta.

Exhausta, me levanto y me dirijo a la ducha. Un leve gemido se escapa de mis labios al notar el agua fría recorriendo todo mi cuerpo. Una vez fuera, envuelvo mi cuerpo en una pequeña toalla blanca, dejando al descubierto mis muslos y mi rostro. Estoy a punto de comenzar mi rutina post-ducha cuando, de repente, escucho un golpe en la puerta.
El sonido me toma por sorpresa, haciéndome saltar un poco. Instintivamente, ajusto la toalla para asegurarme de que está bien sujeta. Miro a mi alrededor, buscando algo más apropiado para ponerme, pero no hay tiempo.
Me dirijo rápidamente hacia la puerta, con el suelo fresco bajo mis pies mojados, tratando de no resbalar. Al llegar, me paro un segundo para tomar aire, intentando parecer lo más compuesta posible a pesar de la situación. Pregunto en voz alta, "¿Quién es?", esperando identificar al visitante antes de abrir.

—¡Joder Aisha, que me estoy meando! —suplica Carrie.

Ante la voz angustiada de mi amiga abro la puerta rápidamente y una bocanada de aire fresco del pasillo me golpea mientras Carrie corre hacia el baño.

—Cielos Aisha, ¿qué hacías?

—Estaba en la ducha —aclaro mientras busco algo de ropa para ponerme—, no te he visto esta mañana.

—He dormido en el cuarto de Aria.

—¿Aria? No sabía que, bueno...

—¿Qué me gustan las tías? —Me interrumpe mientras se acerca dejando atrás el sonido de la cisterna—. ¿No se nota?

—Hombre ahora que lo dices... Igualmente, no me gusta juzgar un libro por su portada, ya me entiendes.

—Creo que tienes muchas cosas que contarme. —Carrie me mira divertida y se acerca a la puerta—. ¿Vamos?

Paso delante de ella y, mientras caminamos hacia el comedor, me dedico a contarle mi historia con Tyron.

—¿Tyron? ¿Me vacilas? Te tomaba por más lista.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Por favor Aisha, es el tío más arrogante que conozco, aunque no me extraña, teniendo como tiene a todas detrás.

—No es arrogante, simplemente, no le conoces bien.

—Si tú lo dices... Ahí están, vamos.

Nos acercamos a nuestros compañeros y nos sentamos con ellos. Al cabo de un rato, siento unas grandes manos cubriéndome los ojos, mientras una voz me hace una pregunta tan simple como: "¿Quién soy?". Antes de que pueda responder, alguien lo hace por mí.

—Un pesado —dice Dylan, sentándose a mi lado.

Tyron a mi espalda suelta una risa burlona.





—¿Ahora eres amiga de Dylan o qué? —dice el rubio acompañándome a la habitación.

—¿Qué? Claro que no, solo, solo le gusta provocarme.

—Ya... Bueno, te dejo para que puedas cambiarte. Supongo que tienes que entrenar.

—Sí, gracias por acompañarme.

—No es nada.

Voy a besarle, pero antes de que me dé tiempo, él ya se ha dado media vuelta y se ha alejado. Me quedo allí, con el corazón latiendo con fuerza y el beso atrapado en mis labios. ¿Por qué se fue tan rápido? ¿Qué significa esto?

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