Capítulo 10. El Beso Bajo La Luna

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La noche se extiende como un manto de terciopelo, y la luna, un faro solitario en el cielo, ilumina el jardín de la cabaña. Porsche y Kinn se encuentran allí, sus almas entrelazadas como las ramas de los árboles. Las cicatrices en el hombro de Kinn son testigos mudos de su sacrificio, de las balas que esquivó por ella, por este amor prohibido que arde como una llama en la oscuridad.


Porsche toma el rostro de Kinn entre sus manos, sus dedos temblando. La piel de su alfa es áspera y cálida, marcada por la vida que han compartido. Y entonces, sus labios se encuentran en un beso desesperado, cargado de pasión y promesas. Es un beso que sabe a despedida y a renacimiento, a todas las noches robadas y a los días que aún no han vivido.



Kinn murmura contra sus labios, su aliento mezclándose con el de Porsche. “Eres mi compañero, Porsche. Mi corazón y mi salvación. En este mundo de balas y traiciones, tú eres mi refugio, mi razón para seguir luchando”.


Y así, bajo la luna que observa su amor desde lo alto, Porsche y Kinn sellan su destino. No importa cuántas espadas se alcen en su contra o cuántos enemigos acechen en las sombras; su vínculo es inquebrantable. Porque en ese beso, en ese momento suspendido en el tiempo, encuentran la eternidad que solo el amor verdadero puede ofrecer. 🌙❤️🔒
















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"La Conquista de un Mafioso"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora