¿Acaso será de que alguien puede volver a encontrar los sentmientos que perdió alguna vez? ¿Será acaso que, luego del tan destructivo "solo amigos" uno puede llegar a volver a enamorarse? La verdad, ¿quién sabe?. No se si lo que les voy a narra a co...
Bueno, no los voy a aburrir con eso del comienzo de cada día (siento que se vuelve algo monótono). Así que ahí les va lo ocurrido; durante las semanas finales al receseso invernal, pues me di ligeramente el lujo de poder pasar tiempo tanto con Emi como con el buen Max (que por si se lo preguntan, el tipo es una máquina cuando se trata del estudio).
Bueno, para ir directo al grano, un día, en pleno invierno, a Emi se le dio la increíble (por no decir alocada) idea de invitarnos a un evento, el cual... sinceramente no sabía ni cómo reaccionar a ello; resulta que en uno del los centros comerciales abrieron algo así como una pista de patinaje. Sinceramente, en primera no estaba tan seguro de ir, ya que en mi vida había patinado en hielo (a lo mucho un resbalón en un charco congelado a los 8, 9 años, pero más allá de eso no), pero no iba a rechazar una propuesta de parte de mi amiga, y para no alargar el cuento, acordamos ir un día domingo (vayan a preguntarme que fecha fue).
Llegando al fin de semana, más específicamente ese día domingo, y para ser más exactos por la tarde, me alisté, abrigándome obviamente (hacían 8 grados), y me dirigí con Fran a la entrada del edificio (claro está que él no me iba a dejar ir solo a un lugar donde me puedo dar el golpe de mi vida). De paso, el padre de Emi se ofreció a llevarnos (muy lindo gesto de parte de Ram)Al llegar notamos que no había mucha gente, a pesar de que el centro estaba moderadamente concurrido, la pista de patinaje estaba casi vacía, si mal no recuerdo habían como 5 personas, sin contarnos a nosotros.
Enseguida, Ram y Fran pagaron solo por los 3; ya que ellos, a pesar que en el camino estaban bien seguros de no arriesgar nada, por lo que nos dejó la parte buena a nosotros.
Al rato nomas, Max y yo nos colocamos los patines, mientras que Emi lo hacía con ayuda de Ram. En cuestión de cinco minutos, ya estábamos dentro de la pista; Emi encaró con todo, saliendo con movimientos rápidos, pero a la vez, suaves, como si de una bailarina se tratase, mientras que Max salía con algo más de precaución, pero con buen balance y equilibrio, y por último estoy yo; un lobo blanco paralizado, temblando de miedo, aferrado a más no poder del barandal.
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