Cassandra Grey, melliza de Meredith Grey recien llegada a su primer año como interna del hospital Seattle Grace junto a su hermana.
Siendo mellizas no pueden ser más diferentes.
"Así que Mer es medusa y yo soy, ¿quién? ¿Afrodita?"
"Eres algo egocént...
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A la mañana siguiente las hermanas Grey se levantaron juntas y se sonrieron para empezar a cambiarse.
Llevábamos tiempo sin hacer esto, fue lindo-comentó Meredith cuando Cass iba saliendo de la habitación para bañarse. Otra cosa que odiaba de compartir casa era que el maldito lugar solo tenía un baño.
Si, lo fue-ambas se sonrieron-aún así no nos pongamos sentimentales, no nos queda-la menor asintió de acuerdo con una sonrisa.
Camino a su habitación Cassandra tomó el teléfono para llamar a alguien que necesitaría esa mañana.
Cristina, te necesito en el café en una hora. Meredith está en día de desahogo matutino, puedo sentirlo y hoy no me levante de buen humor. Necesitaré ayuda-murmuró esperando que nadie la escuchara y la pelinegra del otro lado de la línea hablo de inmediato.
Bien, nos vemos en una hora-afirmó colgando y para que la mayor de las Grey se dirigiera al baño.
Ya cambiada con una minifalda negra, una blusa manga larga de hombros afuera negra, chaqueta de cuero color borgoña, botas altas del mismo color de la falda al igual que el bolso y para terminar decidió unir dos mechones y ponerse un pequeño moño color rojo vino de satin.
Camino al hospital, Cassandra confirmó lo que temía. Meredith estaba en día de desahogo matutino.
Es que están en todas partes todo el tiempo-se quejó exasperada refiriéndose a George he Izzie-Izzie tan alegre y George siendo útil y considerado todo el tiempo. Comparten comida y dicen cosas, y mueven cosas, y respiran. Son felices-Cristina miro a Cassandra quien soltaba el humo de su cigarrillo esperando confirmación.
Oh si, son como los elfos de Santa Claus o algo así, desbordando felicidad y gozo-fingió emoción para después poner rostro de desagrado-lo odio, odio a la gente demasiado feliz, son como una plaga-le paso un escalofrío por la espalda haciendo que Cristina la mirara raro-¿lo ves? Es la felicidad, me está infectando
Pues échenlos-contestó la pelinegra simplemente como si fuera muy fácil.
Eso digo yo pero a Mer le da lástima-se burló Cass de su hermana haciendo mímica de llanto recibiendo un golpe en el hombro y logrando que Cristina riera.
Eso no se puede, acaban de mudarse, yo les pedí que se mudaran-alegó arrepentida.
¿Así que ocultarán todo en algún lugar oscuro y retorcido hasta que estallen y los maten?-ambas hermanas asintieron a los ocho por la pelinegra-por eso somos amigas.
