Lo primero que Jungkook hace después de asegurarse de que Seoyul está a salvo es buscar su teléfono y marcar el número de Taehyung. Mientras el teléfono suena en su oído, sus ojos no se apartan de Seoyul, observando cada gesto del niño para asegurarse de que no haya sufrido ninguna herida invisible o trauma emocional por la experiencia.
El tono de llamada se prolonga unos segundos que parecen una eternidad, y finalmente, Taehyung responde al otro lado de la línea. La voz de Taehyung suena preocupada pero aliviada al mismo tiempo.
— Jungkook... ¿Está Seoyul bien? — pregunta Taehyung con urgencia, su voz revelando la ansiedad que ha estado sintiendo desde que se dio cuenta de que su hijo había desaparecido.
Jungkook siente un peso en el pecho al escuchar la preocupación de Taehyung. Aunque está aliviado de haber encontrado a Seoyul ileso, también siente una mezcla de culpa por haber permitido que la situación llegara tan lejos.
— Seoyul está bien, Taehyung. Lo encontré en el parque, no se como llego aquí, está muy retirado. Está un poco asustado, pero no tiene ninguna herida aparente — responde Jungkook, intentando mantener la calma en su voz para transmitir tranquilidad a Taehyung.
Unos minutos más tarde, Taehyung llega corriendo, su rostro una máscara de preocupación y alivio. — ¡Seoyul! — grita, su voz llena de angustia. A medida que se aproxima al niño, su preocupación se convierte en una mezcla de alivio y reprimenda paternal. Sin embargo, primero, Tae lo toma en sus brazos y lo abraza con fuerza, sintiendo el latido del pequeño corazón contra su pecho. — Mi niño, estás bien. Gracias a todos los cielos — susurra, su voz quebrada por la emoción.
Después de asegurarse de que su hijo está sano y salvo, su expresión cambia a una mezcla de enfado y alivio mientras mira a Seoyul con seriedad. — ¿En qué estabas pensando? — su voz se alza, llena de preocupación. — Solo eres un niño. No puedes andar por las calles de Busan a estas horas. Me preocupé demasiado. ¿Por qué hiciste eso?
Seoyul comienza a llorar, su pequeño cuerpo temblando. — Es que, papi, tenía miedo. No había nadie en casa, yo salí a buscarte, pero luego me dio más miedo, y lo encontré a él — señala a Jungkook con una mano temblorosa, quien estaba en una esquina, pretendiendo ignorar la situación, aunque en realidad estaba completamente atento, con el corazón apretado por la tensión. — Conejo — añade Seoyul, con un tono que mezcla gratitud e inocencia.
Taehyung acaricia el cabello de su hijo, tratando de consolarlo mientras mantiene su tono firme. — Yo estaba en casa, mi amor. Pero eso no es una justificación para salir solo a la calle. Si no me encontraste, debiste esperar allí. Las calles son muy peligrosas, esto no es como el pequeño pueblo de Jingo — dice, su voz más suave pero aún cargada de preocupación.
En ese momento, algo hace clic en la mente de Jungkook. Había buscado en ese mismo lugar varias veces, ¿por qué nunca lo encontró antes? Gira su cuerpo hacia Taehyung y Seoyul, sus cejas fruncidas en una expresión de confusión y realización. Jungkook no puede evitar sentir un nudo en el estómago al pensar en lo cerca que estuvo de encontrarlo.
Mientras Taehyung sigue hablando con su hijo, Jungkook se acerca, su mente llena de preguntas y preocupaciones.
— Creo que ya deberían irse, ya es casi la medianoche — dice Jungkook, su voz baja pero firme, intentando ocultar la inquietud que siente.
— Sí, sí, ya nos vamos — responde Taehyung, aunque su voz tiembla ligeramente, reflejando el estrés de la situación. Abraza a Seoyul con más fuerza, como si temiera que el niño pudiera desaparecer de nuevo en cualquier momento.
Jungkook observa la interacción entre padre e hijo, sintiendo una profunda compasión. — ¿Dónde estacionaste? Los acompañaré hasta allí — ofrece, queriendo asegurarse de que lleguen a salvo a su coche.
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NEMESIS | KOOKTAE
RandomCinco años después de que todos lo creyeran muerto, y de dejar a su prometido Jeon Jungkook con el alma destrozada, Kim Taehyung reaparece ante todos, pero ahora, está casado y tiene un hijo. ¿Que habrá pasado? Los secretos son como un tsunami, por...