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— Abu, pasé por el restaurante y todo está en orden, pero necesitan que prepares más pastel de arroz —se escucha decir a Jungkook mientras camina por la casa—. También traje postre para cuando terminemos de cenar.

Jungkook coloca una caja de dulces sobre la mesa de la cocina. Hari entra en la cocina para buscar la última parte de la cena y terminar de poner la mesa. Jungkook la saluda asintiendo con la cabeza y Hari le responde con una sonrisa amable.

— ¿Dónde está Abu? —pregunta Jungkook mientras desempaca el postre.

— Ella está... —el ambiente se tensa de repente. Hari nota cómo la expresión de Jungkook cambia de golpe, volviéndose fría y consumida. Mira a sus espaldas, esperando no encontrarse con un demonio, pues eso parece haber visto. Sin embargo, solo se encuentra con Tae parado al lado de la puerta que da a la cocina, con una expresión neutra.

Jungkook se detiene en seco, su mirada se cruza con la de Taehyung, los sentimientos aún no resueltos, se arremolinan entre ellos como una tormenta.

— Ella está... en la sala, esperando—dice Taehyung finalmente, rompiendo el incómodo silencio.

Hari mira a ambos con preocupación, sintiendo la tensión palpable en el aire.

— Deberíamos llevarle el postre —dice Hari, intentando aliviar el ambiente—. Seguro le gustará.

Jungkook asiente, pero sus ojos nunca se apartan de Taehyung. Cada movimiento, cada palabra, parece cargado de un peso emocional que ninguno de los dos puede ignorar.

— Sí, le llevaré el postre y luego me iré —dice Jungkook, su voz tensa y controlada.

— No te vayas —responde Taehyung rápidamente, sus palabras saliendo antes de que pudiera detenerlas. La habitación queda en silencio, el ambiente pesado con la tensión entre ellos.

Jungkook se detiene. Se vuelve lentamente hacia Taehyung, quien está parado al lado de la puerta de la cocina, su expresión una mezcla de vulnerabilidad y determinación.

— ¿Por qué? —pregunta Jungkook, su voz apenas un susurro.

— Porque... —Taehyung vacila, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. No quiero que te sientas incómodo. Si quieres, puedo irme yo.

Jungkook lo mira, sus ojos llenos de conflicto. La oferta de Taehyung, aunque bien intencionada, solo parece complicar más las cosas.

— No es necesario que te vayas —responde finalmente, su voz suave pero firme—. Estoy aquí para ver a tu abuela, no para causar problemas. Es más tu abuela que la mía, así que tú tienes más derecho a quedarte.

— Entiendo. Solo... No quiero que esto se convierta en una situación incómoda para nadie. Sé que te es difícil estar en la misma habitación que yo.

— ¿Difícil? —responde, sus ojos oscuros y llenos de resentimiento—. ¿Difícil dices? Difícil es intentar seguir con mi vida cuando el recuerdo de lo que hiciste me persigue cada maldito día.

Taehyung siente el golpe de esas palabras, su pecho apretándose con una mezcla de culpa y dolor.

— Se que te hice daño pero...

Una risa cansada sale de sus labios.

— ¿Daño dices...?— Jungkook avanza un paso, su postura tensa y sus puños cerrados—. Me destruiste. Destruido es decir poco. Lo arruinaste todo.

— Lo siento...

Taehyung siente un nudo en la garganta, pero se obliga a mantener la compostura.

— Lo siento, de verdad lo siento. Pero...

NEMESIS | KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora