La vida se encarga de darte la lección que necesitas o simplemente te deja aprenderlo de una manera cruel. Das por sentado que la linea que tiene marcado tu destino sera fácil.
Pero desde que Izuku se presento como omega las cosas dieron un giro demasiado difícil, después de haber perdido a su madre, las cosas no eran sencillas, su padre al ser alfa no le proveía de lo fundamental y él no se sentía tan cómodo al hablar de esos temas con su progenitor.
A los 13 años tuvo su primer celo, pero ni si quiera se dio cuenta de ello a pesar de escuchar las platicas con sus maestros, lo que veía por internet e incluso las conversaciones incomodas que trataba con su padre.
Ese día fue normal a clases, su cuerpo se sentía mas cansado de lo normal y cuando llego a casa un terrible calor empezó a sofocarlo, su ropa interior se comenzó a manchar, así que la solución fue ir a tomar una ducha.
A pesar de que su baño fue con agua fría el calor no desaprecia, ni siquiera notó el cambio de sus feromonas, el aroma tan atrayente para los alfas y él abrió la ventana de su cuarto para que entraran mas corrientes de aire y fue su peor equivocación.
Los alfas que pasaban por ahí de inmediato les llegaron las feromonas del omega que estaba a punto de entrar en celo, buscaban instintivamente poseerlo, se fueron acercando a la propiedad de los Midoriya.
Su padre al llegar noto el numero de gente que estaba rodeando su casa, pero no el aroma de su propio hijo. — ¡Ya llegue! — grito animosamente.
No obtuvo respuesta, sin embargo vio las cosas de Izuku en la puerta, el decidió ir a darse una ducha para después preparar la cena, en cuanto llego al filo de las escaleras, su cuerpo se paralizo, sus colmillos salieron, su lobo rasguñaba sus entrañas con tal de salir.
Gruño fuertemente y subió con pesadez cada escalón, se golpeaba a si mismo para no perder esa lucha. Inko en su lecho de muerte le hizo prometer cuidar mucho a su hijo, su primogénito, ella sabía que los alfas no son tan apegados como lo son los omegas, por ello le pidió hacer un esfuerzo para estar con él en todo momento.
Que no lo dejara y que lo protegiera de aquello que lo lastimaría, entonces él para su hijo en estos momentos, era un alfa mas que lo necesitaba marcar y hacer todas sus sucias fantasías con su hijo.
Tapo su nariz con su mano, pero era inútil el aroma de Mora azul con hierbabuena era un manjar que quería disfrutar, sus ojos cambiaron de color, su lobo poco a poco tomaba su cuerpo, tomo la puerta de su hijo, sus colmillos comenzaron a salir para atacar al omega en cuanto abriera.
Aun en su conciencia mordió su antebrazo y toco la puerta. — Hijo no salgas, ni aunque escuches mi voz, enciérrate en el baño y no salgas, llamare a Yagi para venga por ti y te ponga a salvo.
Corrió a su cuarto, se encerró rápidamente y seguía sin soltar el brazo, su mordida era potente y la sangre se escurría por su antebrazo.
Su respiración era descontrolada, saco su teléfono para marcar, su mente ya estaba perdiendo, pero se obligaba a no ceder. Timbro dos veces y Yagi contesto. —Amigo no puedo entrar en formalidades, Izuku entro en celo y esta atrayendo a todos los alfas que pasan por la casa e incluso a mi me esta afectando más de lo que creí, tratare de tomar mis supresores, pero necesito que lo pongas a salvo, lejos de mi y de todos.
La llamada termino y el se fue a su baño para tomarse toda la caja de supresores si era necesario. Yagi salio corriendo de su consultorio, daba gracias a los dioses que no tuviera citas reservadas esa tarde y aunque las tuviera jamas dejaría a Izuku solo, lo veía como si fuera su mismo cachorro, lo vio crecer y estuvo en todo momento, en cada paso que hizo el pequeño.
Él era un beta así que no tendría problemas para ponerlo a salvo y llevarlo a un lugar seguro.
Condujo lo mas rápido que pudo, al llegar se percato de inmediato que al menos 8 alfas estaban tratando de trepar hacía la ventana, tomo su maletín, ahí llevaba unas inyecciones de supresores bastante fuertes.
Abrió la puerta con las llaves que alguna ves le dio Hisashi, al entrar hasta el mismo beta se le heló la sangre, jamás había sentido las feromonas de los alfas u omegas y esta vez pudo sentir aquel bendito aroma.
Entendía muy bien que si el podría llegar a ser tentado que esperaba de su padre o de los alfas que estaban allá afuera, trago bastante saliva y subió las escaleras, al primero que iría a ver era su mejor amigo, sabía por todo lo que estaba sufriendo por no atacar a su propio cachorro.
— Hisashi abre soy Yagi. — No se escuchaba nada del otro lado solo gruñidos, golpeo la puerta fuertemente y la derribo, al ver a su amigo sintió una tanta tristeza, ver sus brazos marcados por sus mordidas.
El color de sus ojos ya no eran los mismo, su lobo había salido y tomado el control total de Hisashi, el celo en él era muy fuerte, pues en el momento que su omega murió su lazo no se rompió por el cachorro y desde hace 12 años no presentaba su Rut y ahora era peligroso.
Cerro como pudo de nuevo la puerta y camino hacía la cama, sacando de inmediato el supresor y el calmante, de un solo movimiento tenia que ponérsela, pero Hasashi se dio cuenta que la puerta no atranco correctamente y salió corriendo.
Yagi sintió un nudo en la garganta cuando vio al pequeño Izuku tratando de quitar a su padre de su cuerpo tan frágil, el omega se agarraba el cuello y gritaba desesperado. — ¡Papá noo, alejate!
— ¡Hisashi! — grito y quitó la protección de la jeringa y aplico rápido la inyección, trato de empujarlo sin tener resultado, Izuku temblaba, sus lagrimas salían de sus ojos, no podía concebir la idea de lo que su padre estaba haciendo eso.
Empezó hacer efecto la medicina y perdió la fuerzas, fue como pudieron quitarlo. — Mi niño ven. — Izuku se levanto y fue a los brazo de Yagi.
Suspiraba fuertemente, su llanto lo trataba de controlar. — Mi papá, tío... — su pequeño cuerpo temblaba del sufrimiento y el celo que poco a poco lo tomaba.
— No pienses en ello, tú papá esta en la misma situación que tu así que no pienses en ello. — Lo cargo para llevarlo al cuarto de su padre y en cuanto llego las feromonas eran tan abrumadoras que el miedo volvió a su cuerpo. — Por favor no te asustes, entramos rápido y salimos.
Izuku se aferro al cuello de Yagi y no quería soltarlo, agarro el maletín y salieron de ahí, se fueron a la sala y pudo bajar al peli verde, preparo la jeringa para ponerle el supresor, era el primero y no podía poner la cantidad correcta.
Aparte de su casta dominante aun no era diagnosticada hasta después de su primer celo. Era preocupante si se pasaba de la dosis, podía afectar al lobo de Izuku.
El cuerpo de Izuku estaba tan cansado que al sentir el medicamento se relajo aun mas, el calor bajo un poco y Yagi sabía que no debía tenerlo ahí porque tarde o temprano Hisashi despertaría e intentaría volver marcar a su propio hijo.
Lo cargo y agarro su maleta, cubrió con su saco el cuerpo de Izuku para tratar de ocultar sus feromonas y poderlo sacar de la casa para llevarlo con él.
En cuanto cruzo la puerta, pensó que los alfas seguían en la parte de atrás, pero no ya los esperaban en la salida, el aroma de Izuku los atrajo tanto y Yagi no se aseguro de ello.
Trataron de quitárselo de los brazos, la ropa era desgarrada y Yagi intentaba jalarlos a todos, pero no podía.
Lograron quitárselo a Yagi e Izuku luchaba, sus colmillos salían para su protección, un gruñido lo saco de sus entrañas y los alfas cayeron a sus pies noqueados, incluso Yagi sintió como el miedo se apoderaba de él.
Izuku se paro como pudo, aunque en el intento se cayo dos veces, — Tío Yagi. — En cuanto escucho la voz del omega, salio del transe y se levanto rápido para ayudarlo.
Lo metió al carro y se fueron de ahí.
Continuará...
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Quien mas que yo
Krótkie OpowiadaniaEl rencor o tu destino cual de los debes de escoger