¡𝐀𝐇𝐎𝐑𝐀 𝐒𝐎𝐌𝐎𝐒 𝐏𝐀𝐃𝐑𝐄𝐒! [HANMA X KISAKI]

Preparativos:

Hola, mis queridos lectores.

Volví, un poco tarde. Tengo mis razones, lean la última nota al final del capítulo.

Disfruten~

6471 palabras.

Encontrarlo ahí frente a él fue sorpresivo. Una persona a la que sin lugar a dudas no esperaría ver desempeñando un rol paterno, pero que sin embargo, parecía encontrarse allí haciendo exactamente eso. Aunque fuese irrespetuoso, no pudo ocultar su asombro ni evito hacer las clásicas preguntas.

Cabe la posibilidad de que yo esté equivocado.

⎯ Pues nada, Hanma. Ando trayendo el desayuno para mi...-

⎯ Kazutora, no me digas ¡¿Eres papá?!⎯ cuestionó el tatuado, completamente atónito.

⎯ Sí, por desgracia lo soy⎯ El susodicho dió un suspiro agotado, sonriendo con pesar⎯ Los malditos condones se rompen, la marcha atrás no funciona ¿Y contigo qué demonios sucedió?

Indagó el otro hombre, con aires afables y ganas de entablar una conversación. No se veían desde hacía al menos medio año, y eso les hizo pensar en lo rápido que puede cambiar la vida. Iban a seguir hablando, pero la profesora de sus hijos los interrumpió al abrir la puerta. Los barrió con la mirada al principio, manteniendo un aura desconfiada. Hanma sonrió para intentar calmar su notable nerviosismo, y Kazutora por su parte intervino en la situación.

⎯ Señorita, discúlpenos a mi amigo y a mí por interrumpir su trabajo. Somos padres de dos de sus alumnos y les vinimos a traer el bento⎯ explicó el de cabello largo y bicolor, sonando casi decente, viéndose menos amenazador que su acompañante.

Él es peor, créame.

⎯ Señores, no deberían estar vagando por los pasillos ¿Están completamente seguros de qué sus representados se encuentran en este salón?⎯ Para nada convencida, seguía observando con recelo a los dos hombres de aspecto extravagante.

⎯ Sí, allá está mi hijo⎯ indicó el más alto de los tres, adelantándose hacia el umbral de la puerta del salón.

Antes de que la profesora pudiera decir algo, Akihiko alzó la voz al final del lugar.

⎯ ¡Papá!⎯ Se levantó sin pedir permiso a nadie, y luego caminó con entusiasmo hasta llegar frente a Shūji.

El nombrado casi llora con aquel efusivo recibimiento, y tanto Kazutora como la profesora se sorprendieron al ver a alguien como Hanma ser tan dulce con un niñito. No cualquier niño, su hijo.

⎯ Akihiko, hola ¿Cómo estás? Me alegro también de verte⎯ Le revolvió el cabello cariñosamente, ganándose una sonrisa del más pequeño⎯ ¿Te estás divirtiendo?

⎯ Shí, mucho⎯ afirmó el menor, recordando la canción que habían cantado, y las creativas presentaciones que les diseñó la maestra⎯ ¿Nos vamos?