parte 9

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El auto de Harry estacionó en la antigua colonia de Louis. Él la admiró con nostalgia, luego miró al rizado.

- Estaré bien, yo puedo con ésto.

Bajó y se encaminó con mucha seguridad. Cerró los puños con fuerza, y cuando se acercó a la puerta tocó.

Esperó. Se cansó de esperar y nadie salió.

Miró a Harry desde lejos, éste estaba parado sobre el capot del auto sonriéndole con amargura y le devolvió el gesto en una débil línea fina

Finalmente se acercó al rizado y él lo envolvió en un abrazo fuerte y acogedor.

- Tranquilo, amor. Eres muy fuerte.

Volvieron a casa y Harry se aseguró de no soltarlo en toda la tarde mientras estaban tirados en el sofá, mirando películas de terror y llenándose de dulces y chocolates.

En un momento de pausa, Louis aún no había cambiado su cara de desanimado y Harry lo notó, notó también la inseguridad que de su pecho había brotado y no sabía por qué.

- Se qué estás pensando, Hazz. - llevó la mano a su mejilla y la acarició. - No estoy pensando en él, ni estoy triste porque no lo vi. Tal vez yo pensaba que al no estar conmigo él mejoraría, y arreglaría un poco su vida pero ya vi que no es así, y ahora entendí que el problema siempre ha sido él y no yo.

Harry sonrió a gusto con lo que acababa de escuchar.

- Estoy muy orgulloso de ti, pequeño.

- Yo estoy muy feliz a tu lado, porque si tú no hubieses aparecido en mi vida no me habría dado cuenta de todo lo que valgo. - susurra. - son muchas cosas de las que me di cuenta, pero eso es lo que puedo decirte y expresarlo.

- Te amo, Lou.

- Yo te amo mucho más. Me salvaste.

Tirados los dos en el sofá se besaron hasta el que aire faltó y hasta que la felicidad desbordó.

Tal vez el destino fue el que decidió mucho antes que él y quitó del camino la amargura, para evitar ahogarse en ella una vez más.

Me Salvaste (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora