Me Salvaste (l.s)

parte 2

Desde que lo vio por primera vez no ha parado de verlo, todos los días Harry se aparecía por su trabajo llevando cualquier cosa innecesaria, desde incontables dulces hasta unos guantes de piel estando en el verano más insoportable de sus vidas.

- ¿Y a qué te dedicas? - Louis le pregunta finalmente porque ha estado parado ahí por dos largos minutos y todavía no parecía querer irse.

- Finanzas. - asiente.- Estoy por graduarme de la universidad de hecho.

- Que bueno, felicidades.

Louis le sonríe y Harry queda atontado.

- No te quitaré más tiempo, Louis. Espero que tengas un buen día.

Se va algo apurado y en la puerta se tropieza con sus propios pies, Louis lo mira de lejos y apenas suelta una risita para él.

¿Quién es?

Deja de pensar por un segundo mientras termina de contar todo el dinero para guardarlo y volver al otro día. Agarra sus cosas y a la salida toma el bus que lo lleva a casa.

Detesta llegar a casa. Se siente agobiado, frustrado, llegar cansado y tener que seguir lidiando con su propio hogar. Finn no ayuda para nada y solo se la pasa durmiendo.

- ¿A que hora regresaste? - Finn bosteza.

- Acabo de entrar. - susurra. Va detrás de todos los zapatos tirados levantando uno por uno. - Me gustaría que por lo menos me ayudes, Finn. Necesito que seamos dos en la casa, no solo yo.

Temió haberle dicho, pero lo necesitaba.

- Demasiado hago con trabajar y traer el dinero a casa. No digas tonterías.

- Pero...

Finn agarra tan fuerte del brazo de Louis que este suelta un chillido.

- He dicho que no digas tonterías. - susurra.- Ahora termina de limpiar y te vas a dormir, suficiente tengo en trabajar y vienes tú con tus reclamos.

El menor queda en silencio y termina de levantar las cosas.

- Últimamente vienes tan quisquilloso, que prefiero que duermas afuera.

Louis suspira. Termina de limpiar y se acuesta para seguir con su rutina al día siguiente.

Por alguna razón soñó con un largo cabello rizado y unos ojos verdes tan lindos. Se sentía tan bien, no quería despertar jamás.

Se despierta de muy buen humor, su novio se había ido cuando él dormía y se sentía tranquilo sin que nadie le pise los talones.

Hizo sus cosas, acomodó otras, pasó el día y aquel extraño rizado no apareció. Una sensación de decepción corría por su cuerpo cuando entraba cualquier otra persona que no sea él.

- Por favor a quien estoy esperando. - susurra enojado. - Ni siquiera se quien es, solo que se llama Harry y estudia finanzas.

Harry le caía bien, siempre aparecía cuando no había nadie y estaba aburrido, sus chistes malos terminaban siendo gracioso de una u otra manera. Era una agradable compañía aunque no habían tenido una conversación sólida jamás.

De todos modos, Harry no apareció por una larga semana.