Contrarreloj

122.

Jenn.

Sonrío mientras lo observo dormir, frunce la nariz en un gesto adorable. Estoy acurrucada sobre él, nuestras piernas entrelazadas y mi cabeza reposa en su pecho.

Ya no soy consciente de cuanto tiempo he pasado mirándolo dormir.

Sus hermosos ojos se abren lentamente y su rostro se ilumina al verme. Me abraza con ternura y deja un dulce beso en mi frente.

-Buenos días, preciosa- murmura con voz ronca- ¿Estás bien?

-Mejor que nunca- respondo con una sonrisa radiante.

Me siento plena, como jamás me he sentido antes.

Anoche fue la mejor noche de mi vida. Dereck me hizo sentir hermosa, segura y amada de una manera que nunca antes había experimentado. Me entregué a él completamente, y fue la mejor decisión que he tomado.

Fue cuidadoso en cada gesto, fue perfecto en cada caricia. Aunque no fue mi primera vez, desearía que lo fuera porque fue la más significativa.

Dereck es sin duda el hombre de mi vida.

Mi noche con Dereck fue como un capítulo nuevo y emocionante en nuestra larga historia juntos. Después de años de amistad, finalmente dimos el paso hacia algo más, y cada momento fue mágico y significativo.

Me llevó a cenar a nuestro restaurante favorito, ese al que vamos desde que somos unos críos. La cena fue magnífica, convirtiéndola en la mejor cita que he tenido. Cuando sus ojos encontraron los míos, supe que este era el momento que habíamos estado esperando. Ese que ambos estuvimos anhelando por mucho y que ni habíamos concretado porque Dereck deseaba hacer de él un momento único y especial para mi.

Y se lo tomó muy en serio.

Se encargó de todo, de encontrar un espacio íntimo, iluminado solo por velas que arrojaban destellos cálidos sobre nosotros. El ambiente estaba cargado de anticipación por parte de ambos y una profunda conexión emocional que solo se fortaleció con cada mirada y cada roce.

Nos tomamos el tiempo para explorar cada gesto, cada caricia, como si estuviéramos descubriendo un territorio nuevo y emocionante juntos. Cada beso fue tierno, lleno de pasión contenida, expresando años de amor guardado y deseo mutuo. Se encargó de, cada segundo de la noche, hacerme sentir deseada, amada y hermosa.

Como jamás nadie se había tomado el tiempo de hacerme sentir.

Dereck fue paciente y considerado, asegurándose de que cada momento fuera cómodo y significativo para ambos, pero sobre todo, para mi. Su delicadeza me hizo sentir amada y valorada de una manera que nunca había experimentado antes, pero que a partir de ahora, jamás saldría de mi cabeza.

Fue una noche de risas suaves, confesiones sinceras por parte de ambos y un profundo sentido de complicidad que solo puede surgir entre dos personas que se conocen tan bien.

Que se quieren más allá de las palabras.

Al final de la noche, cuando todo acabó, nos quedamos abrazados bajo las estrellas que brillaban en la ventana, supe sin lugar a dudas que Dereck era el hombre con quien quería compartir mi vida.

Habíamos cruzado otro límite, demostrando que ya no había vuelta atrás, la amistad había quedado a un lado y habíamos comenzado otra etapa en nuestra relación.

Cada vez que pienso en Dereck, no puedo evitar sonreír por la increíble trayectoria que hemos tenido juntos. Durante años fuimos mejores amigos, compartiendo risas, secretos y apoyándonos mutuamente en cada paso de nuestras vidas. A pesar de que siempre hubo una chispa entre nosotros, nunca nos atrevimos a cruzar esa línea hasta hace poco.