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Hyunjin

No había un reloj en ninguna parte de la habitación, pero ya debía ser temprano en la tarde. A excepción de la pizza fría y el agua del grifo, no había comido ni bebido nada. Tal vez esta era otra parte del juego de Chan.

Mirando por la ventana, intenté encontrar el final de las instalaciones, pero desde mi punto de vista, los jardines rodeando la mansión Bang parecían interminables.

¿Qué estaría haciendo Yeji ahora? Cerré mis ojos. Se culparía por lo que pasó. La conocía. Siempre se había visto a sí misma como mi
protectora. Deseé poder escuchar su voz, poder decirle que no era su culpa. Y mamá y papá... Esperaba que al menos hubieran encontrado una manera de ocultarle la verdad a Nikki. Era demasiado joven, demasiado inocente para ser agobiado con la crueldad de nuestro mundo.

El sonido de unos golpes seguidos por el giro de la cerradura me hizo enfrentar la puerta. Me estremecí ante el dolor sordo en mi antebrazo. Un adolescente con pantalones cortos de combate y una camiseta entró en mi habitación. Tenía el cabello castaño rizado ligeramente y largo, era delgado, pero musculoso.

—Hola —dijo vacilante, sus ojos castaños amables—. Chan me envió a buscarte.

No me moví de mi lugar en la ventana.

—¿Quién eres, su sirviente?

El niño sonrió con una sonrisa franca y descuidada. Una sonrisa que pocos podían permitirse en nuestros círculos.

—Soy su hermano menor, pero eso es tan bueno como lo mismo a los ojos de Chan.

Su amabilidad me confundía. No parecía falsa. Mis ojos se posaron en su antebrazo, libre de las marcas de la Camorra, la espada y el ojo.

—Aún no te han reclutado.

La sonrisa cayó.

—Lo seré en dos días.

—Pero no quieres —dije con curiosidad.
La precaución sustituyó a la amabilidad abierta.

—No deberíamos hacer esperar a Chan.

Abrió la puerta de par en par y me hizo un gesto para que pase. Me pregunté qué haría si me negaba a seguirlo. Era alto casi igual que yo y definitivamente más fuerte, pero me daba la impresión de que le costaría mucho poder ponerme una mano encima. Si hubiera sido mi único oponente, podría haberme arriesgado, pero Chan estaba abajo.

Al final, me acerqué a él y lo seguí a través del largo y sinuoso pasillo.

—Soy Jeongin, por cierto —dijo.

Lo miré un momento.

—Hyunjin.

—Lo sé.

—Supongo que todos los hermanos Bang están involucrados en el secuestro —murmuré.

Sus cejas se fruncieron, pero permaneció en silencio. Había un indicio de... vergüenza y desaprobación en su rostro. Después de unos minutos, llegamos a la parte baja de la mansión, en una especie de centro de entretenimiento con un bar, sofás, televisión y un ring de boxeo. Había un saco de arena entre escombros, y Chan lo estaba fulminando como si lo hubiera insultado personalmente. También estaba en pantalones cortos de combate y nada más.

El recuerdo de cómo me había sostenido bajo la ducha, de cómo había estado presionado contra él completamente desnudo resurgió en mi mente. No había registrado mucho en ese momento, e incluso inmediatamente después, pero ahora mi mirada se deslizó sobre la exhibición de esos músculos duros, las muchas cicatrices que hablaban de su pasado y presente violentos. Cada centímetro de Chan gritaba peligro. Su altura, sus músculos, sus cicatrices, pero peor aún: sus ojos. Los cuales me encontraron y como siempre fue una lucha para mí hacer lo mismo en respuesta.

Sinful passion  ⏐Chanjin✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora