12

443 41 5
                                    

Hyunjin

Los siguientes días después de mi intento de huir, caí en una rutina extraña. Chan me recogía para correr por la mañana. A veces me
preguntaba si quería que corriera el riesgo de escapar de nuevo porque la persecución le daba emoción, pero no desperdicié mi energía en ello. Chan era demasiado fuerte y rápido. Tendría que vencerlo con ingenio.

Desafortunadamente, era tan inteligente como cruel. Podía torcer mis palabras más rápido de lo que creía posible, y me sorprendí disfrutando ocasionalmente de nuestros extraños debates. No tenía que contenerme cuando estaba cerca de Chan. No intentaba
presentarle mi mejor lado. Como lo había hecho con Jungwon porque no me importaba su aprobación. Era yo, sin filtro, descuidado, y extrañamente, Chan parecía disfrutar con eso.

El Capo era un misterio para mí. No había
intentado torturarme ni forzarme como había esperado, y no podía evitar seguir siendo cauteloso porque los motivos de Chan eran crueles.

—Una vez que te deje en libertad, regresarás a Jungwon como una paloma mensajera bien entrenada —dijo Chan a medida que corríamos por el sendero a lo largo del cañón un día.

—Tus analogías de aves están empezando a aburrir —murmuré. Me alegraba que Chan no supiera que papá me llamaba palomita. Solo lo
usaría para su ventaja.

—Pero son muy apropiadas, ángel.

Le eché un vistazo. Tenía una sonrisa extraña en su rostro. Su camisa se aferraba a su cuerpo sudoroso y perfilaba el contorno de sus músculos y pistoleras.

—¿Qué tal una analogía de ornitología? ¿El buitre esperando a que la pobre paloma caiga del cielo para que así pueda desgarrarla?

Chan dejó escapar una risa profunda, que envió un escalofrío impactante por mi espalda. Aceleré, intentando obligarme a controlar mi
cuerpo.

—No creo que caigas nunca del cielo. Tendré que arrebatarte del aire como un águila.

Resoplé, sin importarme si era un sonido indigno.

—Estás loco.

Se quedó en silencio, siguiendo mi ritmo más rápido fácilmente. Chan estaba en forma al punto de la admiración, tenía que darle eso.

Después de regresar al auto, compartimos una botella de agua.

—¿Por qué estás haciendo esto?

Arqueó una ceja.

—¿Dándote agua?

—Tratarme decentemente.

Sonrió oscuramente.

—¿Por qué suenas casi decepcionado?

Parte de mí lo estaba porque sabía que el hombre frente a mí era despiadado y cruel hasta el fondo. Más monstruo que hombre. La parte más débil solo se sentía aliviada y no quería cuestionar sus motivos.

—¿Cuándo comenzará la tortura?

Chan apoyó su brazo contra el techo del auto y me miró fijamente.

—¿Quién dice que la tortura ya no ha comenzado? Solo porque no te estoy torturando no significa que no estoy torturando a otros a través de ti.

Me estremecí. Mi familia. Estaban sufriendo porque se imaginaban los horrores por los que estaba pasando, horrores que no estaban
ocurriendo... todavía.

—Eres un monstruo —gruñí.

Chan se inclinó aún más cerca, irradiando calor y poder, el olor a sudor fresco y su propio aroma prohibido envolviéndose alrededor de mí. Le devolví la mirada. Ojos oscuros. Ojos de monstruo, pero Dios me ayude, siempre me tenían congelado con su intensidad.

Sinful passion  ⏐Chanjin✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora