Narrador
Después de disfrutar de dos días en la playa, subieron al coche para dirigirse a su próximo destino: acampar en medio del bosque.
Durante todo el viaje, Kendo dormía apoyado en el hombro de Aquino. Este sentía su corazón latir desbocado, como si fuera a salirse de su pecho. Nunca había experimentado algo así por alguien y, aunque le intrigaba, no sabía cómo interpretarlo.
Al llegar, descargaron sus mochilas del auto. Aquino despertó con suavidad al rubio, quien abrió lentamente los ojos y bostezó, algo que el castaño encontró adorable, aunque luego se sintió confundido por sus propios pensamientos.
Montaron las carpas y el atardecer tiñó el cielo con tonos anaranjados y rosados. Kendo tomó de la mano a Aquino y lo llevó a la cima de una pequeña colina desde donde se veía mejor el atardecer.
Observaban el sol desaparecer hasta que la noche cayó. Al regresar al campamento, encontraron a Duxo, Cejo y Loco abrazados y asustados sobre una gran roca. Los dos chicos los miraron desconcertados, hasta que vieron la carpa de Kendo hecha pedazos, aparentemente por un oso.
-Kendo...- dijo Aquino mientras recogía los restos de la carpa.
-Dime, Aquino- respondió el rubio con una sonrisa.
-Este... P-podrías dormir en mi carpa- le costó decir esas palabras por una razón que no comprendía del todo.
-Sí, está bien- respondió Kendo, ocultando su emoción con otra sonrisa.
Montaron la carpa de Aquino lo mejor que pudieron. Al caer la noche, ambos se acomodaron en el estrecho espacio, el castaño aún sintiendo ese nerviosismo que no lograba entender del todo. Mientras tanto, Kendo, que al principio había visto conquistar a Aquino como un reto más, se daba cuenta de que sus sentimientos por él eran mucho más profundos de lo que jamás hubiera imaginado.
La noche transcurrió con el murmullo de los insectos y el crujido ocasional de las ramas en el bosque. Aquino, aunque incómodo por la proximidad, comenzó a relajarse al sentir la calidez del cuerpo de Kendo junto al suyo.
-Aquino, ¿alguna vez te has sentido tan nervioso por alguien que no puedes explicarlo?- preguntó Kendo en voz baja, rompiendo el silencio.
Aquino lo miró, sorprendido por la pregunta y la seriedad en la voz del rubio.
-No lo sé...- respondió sinceramente -Nunca me había pasado antes.-
Kendo sonrió, conmovido por la honestidad de Aquino. Aquel castaño que había sido un enigma para él se estaba convirtiendo en alguien más importante de lo que jamás hubiera previsto.
—Quizás... sea porque estamos descubriendo algo nuevo juntos —murmuró Kendo, cerrando los ojos y dejándose llevar por el sueño.
Aquino, aún procesando las palabras de Kendo, se quedó mirándolo por unos momentos antes de cerrar también los ojos. Y, por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz, aunque sin entender del todo por qué.
.........
Se despertaron por el sonido de unas ramas crujiendo, despertando a los dos chicos
Kendo estaba durmiendo boca abajo con el brazo sobre el abdomen del castaño. Al levantarse, miró a Aquino, que estaba muy cerca. De pronto, sucedió: se besaron. Fue algo natural, sin magia ni dramatismo, simplemente pasó Ambos se separaron, algo sorprendidos y sin saber qué decir, pero sin arrepentirse de lo que había ocurrido.
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▄︻デ|𝙂𝙤𝙡𝙙𝙚𝙣 𝙗𝙤𝙮(𝘒𝘦𝘯𝘥𝘪𝘯𝘰)|══━一
Fanfiction꧁•⊹٭𝙺𝚎𝚗𝚍𝚘 𝚞𝚗 𝚓𝚘𝚟𝚎𝚗 𝚖𝚞𝚓𝚎𝚛𝚒𝚎𝚐𝚘,𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚒𝚍𝚘 𝚙𝚘𝚛 𝚎𝚗𝚊𝚖𝚘𝚛𝚊𝚛 𝚊 𝚝𝚘𝚍𝚊𝚜 𝚕𝚊𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊𝚜 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚑𝚊 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚛𝚊𝚌𝚝𝚞𝚊𝚍𝚘,𝚢𝚊 𝚜𝚎𝚊 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎𝚜 𝚘 𝚖𝚞𝚓𝚎𝚛𝚎𝚜,𝚑𝚊𝚜𝚝𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚌𝚘𝚗...