ミ★ 𝘕𝘰𝘵𝘢 14 ★彡

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Narrador

Los 5 amigos se encontraban ya en el Dodge Charger de 1970, viajando por la carretera hacia su próximo destino: un parque de diversiones abandonado en las afueras de la ciudad. Aquino iba en la parte trasera junto al rubio Kendo, ambos agarrados de las manos

Locochón manejaba con su estilo característico mientras Duxo iba de copiloto, mirando por la ventana con curiosidad. El sol brillaba alto en el cielo, iluminando el paisaje verde y montañoso que pasaba rápidamente.

El parque de diversiones abandonado se erguía ante ellos como un espectro del pasado. Las atracciones, una vez llenas de risas y música alegre, ahora yacían silenciosas y cubiertas de telarañas.

Al llegar, una sensación de expectación mezclada con una pizca de nerviosismo se apoderó del grupo.
-¿Listos para un poco de diversión, chicos? -preguntó Locochón con una sonrisa

-¡Claro que sí! -exclamó Duxo, mientras ajustaba su gorra con entusiasmo.

El grupo se adentró en el parque abandonado, explorando las atracciones con cautela y asombro. A medida que avanzaban, los sonidos de chirridos metálicos y el viento susurrante entre los árboles añadían un toque de suspenso a la atmósfera.

En una esquina, descubrieron una antigua montaña rusa cubierta de enredaderas. La estructura oxidada y los vagones vacíos evocaban una sensación de nostalgia mezclada con inquietud.

-¿Creen que esto todavía funcione? -preguntó Kendo, mirando la montaña rusa con curiosidad.

-¡Solo hay una manera de averiguarlo! -exclamó Locochón, comenzando a subir las escaleras con determinación.

Los demás lo siguieron con risas nerviosas, emocionados por la aventura pero conscientes del ambiente misterioso del lugar. Cuando alcanzaron la cima, se montaron en los viejos vagones y esperaron expectantes.

Con un chirrido escalofriante, los vagones se pusieron en movimiento lentamente. El viento soplaba en sus caras mientras descendían por las curvas y vueltas oxidadas. Risas nerviosas y gritos de emoción resonaron en el aire mientras experimentaban la adrenalina de la montaña rusa olvidada.

Después de la emocionante aventura, exploraron más atracciones: un carrusel descolorido, una casa embrujada con puertas que crujían y se cerraban por sí solas, y un laberinto de espejos que los desoriento bastante

Entre risas y sustos, la tarde avanzaba rápidamente. Al caer la noche, encendieron una fogata en el centro del parque. Las sombras alargadas de las atracciones abandonadas creaban figuras fantasmales en el suelo mientras compartían historias de misterio y comedia.

-Y entonces el guardián llegó tocando le hombro...- El lobo se callo de repente, dejando perplejos a los tres, hasta que vieron una mano en el hombro del lobo y una sombra detrás de él.

Locochon gritó, asustando a Duxo, Kendo y Aquino. Los tres se dispersaron, pero se comunicaban a través de gritos.

-¡Kendo!-Gritó el castaño.

-¡Aquino!- Respondió el rubio.

-¡Duxo!- Gritó nuevamente el castaño, esta vez llamando al de cabello azabache.

No hubo respuesta por parte de Duxo hasta que un grito proveniente de la boca del rubio alertó al castaño.

Aquino corrió hacia el origen de los gritos, viendo cómo la sombra se llevaba a su amigo hacia un lugar que se perdía entre los árboles. El castaño los siguió.

Corriendo aún más rápido, preparándose para cualquier eventualidad, saltó de los arbustos y lanzó una patada a la sombra, la cual fue fácilmente esquivada.

-Oye, ¿qué te pasa webon?- preguntó el chico de cabello naranja.

-Eh, ¿C3jo?- miró extrañado el aludido.

El pez bostezó y simplemente dijo:

-Sí.-

Luego, se sentó al lado de la fogata donde los cuatro estaban conversando y riendo.

Kendo se acercó a Aquino y le dio un golpecito en el hombro.

-¿Qué pasó? ¿Por qué Cejo nos estaba asustando así?- dijo entre susurros el rubio.

-No lo sé, pero me alegra que todos estemos bien-respondió Aquino con una sonrisa de alivio.

Mientras tanto, Cejo se acomodó al lado de la fogata y miró a los demás con una expresión inocente. Locochón, recuperándose del susto, también se unió al círculo, dispuesto a continuar la historia interrumpida.

-Lo siento, chicos. Estaba durmiendo y no me despertaron. No era mi intención asustarlos y no es mi culpa que se hayan asustado tanto- explicó Cejo, riendo suavemente.

-Bueno, lo lograste. Pero admito que fue emocionante- dijo Duxo, ajustando su gorra

-Sí, y además añade un poco más de misterio a nuestra aventura aquí- asintió Locochón

-Ahora que estamos todos reunidos, ¿qué tal si seguimos con las historias? Quizás alguien más quiera contar algo- sugirió Kendo, sentándose junto a Aquino

-Yo tengo una historia que podría interesarles. Es sobre un parque de diversiones similar a este, donde... - comenzó Aquino, sonriendo.

La noche avanzaba, y las historias se sucedían unas a otras, creando un ambiente de amigos y diversión bajo las estrellas

Finalmente, después de muchas risas y relatos compartidos, el grupo decidió que era hora de descansar. Se acomodaron cerca de la fogata.

Mientras las llamas de la fogata se extinguían lentamente, los cinco amigos cerraron los ojos, sabiendo que este sería un día para recordar.

▄︻デ|𝙂𝙤𝙡𝙙𝙚𝙣 𝙗𝙤𝙮(𝘒𝘦𝘯𝘥𝘪𝘯𝘰)|══━一Donde viven las historias. Descúbrelo ahora