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Tsukishima's pov:

Había sido un día más interesante de lo que había anticipado. Los juegos en el arcade con Shoyo, Yamaguchi, Kenma y ____ habían sido una mezcla de risa y competencia, y ahora, con el sol empezando a esconderse, todo parecía teñido de una calma dorada.

Mientras caminábamos, Shoyo y Yamaguchi corrían hacia una fuente, sus risas resonando por el parque. Kenma, siempre tranquilo, los observaba con una leve sonrisa en su rostro. _____ y yo nos quedamos un poco atrás. Ella se detuvo para atarse el zapato y, sin pensarlo, me quedé esperando.

Miré hacia el horizonte. El cielo estaba hermoso, y no pude evitar pensar en lo bien que me sentía en ese momento. _____ terminó con su zapato y nos pusimos en marcha de nuevo.

—Qué bonito atardecer,— comentó ella. "Y el día en el arcade fue más divertido de lo que esperaba."

Asentí. —Sí, estuvo bien,— dije, intentando mantener un tono casual.

Ella se inclinó para recoger una flor del costado del camino y, con una sonrisa genuina, me la mostró. —Mira, es bonita, ¿verdad?

Miré la flor y luego a ella. Su sonrisa era contagiosa, y por un momento, sentí una calidez en mi pecho que no había notado antes. Sin embargo, me resistía a admitir lo que esto realmente significaba.

No podía, ¿por qué lo haría? Yo no soy así.

—Sí, supongo,— respondí, tratando de sonar indiferente.

Mientras continuaba hablando sobre las flores y el parque, la observé en silencio. Me di cuenta de que mi corazón latía un poco más rápido de lo normal y me sentía inusualmente tranquilo y feliz en su compañía. Fue en ese momento cuando comprendí que estos sentimientos eran algo más que una simple amistad.

_____ me miró con curiosidad. —¿Estás bien, Kei? Estás muy callado.

Asentí, mirando hacia otro lado. —Sí, solo estoy disfrutando del paisaje.

Ella sonrió y caminamos en silencio por un momento. No quería admitir como me sentía, pero no podía negar la tranquilidad que sentía al estar a su lado.

Solo pude pensar en los momentos que hemos compartido: las bromas, las discusiones, los momentos de complicidad. Todo encajaba en su lugar, y me di cuenta de que había desarrollando esto sin darme cuenta.

Intentando cambiar de tema, señalé a Shoyo y Yamaguchi. —Mira esos dos. ¿Cuánto apuestas a que uno de ellos termina en la fuente?"

Ella rió. —Probablemente Shoyo. Siempre es él el que se mete en problemas.

Reí ante su respuesta. —Sí, tienes razón.

Decidí abrirme un poco, aunque sin revelar demasiado.

—Sabes, me alegra que haber venido hoy. Realmente... me lo pasé bien contigo, y con los demás también, claro.— dije, tratando de mantener mi voz firme.

Ella me miró, sorprendida por mi sinceridad, y sonrió cálidamente. —Yo también, Kei. Eres un buen amigo y compañero.

Amigo y compañero..., claro.

Asentí, contento con su respuesta, aunque sabía que mis sentimientos eran más profundos que eso. Miré sus ojos y, por un momento, todo lo demás desapareció. Decidí no decir más en ese instante, pero me sentí aliviado y contento. Sentía confusión respecto a mis sentimientos por _____, por ahora, disfrutaría del momento, dejando que las cosas fluyeran de manera natural.

Mientras continuábamos caminando juntos, el atardecer a nuestro alrededor, supe que algo había cambiado para siempre. Y aunque no sabía exactamente cómo manejarlo, me sentía más vivo que nunca.

Nos encontramos con el resto del grupo junto a la fuente. Shoyo estaba empapado de agua, y Yamaguchi y Kenma reían a carcajadas.

—Shoyo, ¿qué hiciste ahora?— pregunté, fingiendo exasperación.

Shoyo se encogió de hombros, sonriendo. —Fue un accidente. Solo quería salpicar un poco de agua a Yamaguchi y, bueno, ya ves lo que pasó.

—¿Un poco de agua? Pareces un pez fuera del agua,— bromeó Kenma.

_____ rió junto con ellos, y por un momento, todo se sintió perfecto. Me uní a la conversación, sintiéndome más relajado de lo que había estado en mucho tiempo.

Entonces, _____ se giró hacia mí, aún sonriendo. —Oye, Kei, ¿qué tal si nos sentamos un rato? Hay un banco allí que parece bastante cómodo.

—Claro,— respondí, siguiéndola.

Nos sentamos en el banco, observando cómo el sol se escondía detrás de las colinas. Shoyo y Yamaguchi continuaban jugando en la fuente, mientras Kenma se sentaba en el césped, jugando con su consola portátil.

—Hoy ha sido un buen día,— comentó, mirando al cielo. —Me alegra haber venido.

—Sí, yo también,— dije, mirándola de reojo.

Después de un rato en silencio, _____ rompió la calma. —Oye, Kei, ¿te importa si te pregunto algo?

—¿Qué cosa?

—¿Por qué siempre pareces tan distante a veces? Quiero decir, sé que es tu manera de ser, pero a veces parece que estás muy lejos, incluso cuando estás justo aquí.

Me quedé en silencio por un momento, considerando cómo responder. —Supongo que es mi forma de protegerme,— admití finalmente. —No soy muy bueno expresando lo que siento.

Ella asintió, como si entendiera. —Bueno, solo tenía mucha curiosidad. Puedes confiar en mí."

La miré, sorprendido por su sinceridad. —Gracias,— dije, sintiendo una calidez en mi pecho.

Decidí abrirme un poco más. —Sabes, me alegra que haber venido hoy. Realmente... me lo pasé bien contigo. Y con los demás también, claro.

_____ me miró, sorprendida por mi sinceridad, y sonrió cálidamente. "Yo también, Kei. Eres un buen amigo y compañero."

Amigo y compañero, claro...

Asentí, contento con su respuesta, aunque sabía que mis sentimientos eran más profundos que eso. Miré sus ojos y, por un momento, todo lo demás desapareció. Decidí no decir más en ese instante, pero me sentí aliviado y contento. No tenía claro como me sentía en realidad, por ahora, disfrutaría del momento, dejando que las cosas fluyeran de manera natural.

Mientras continuábamos caminando juntos, el atardecer a nuestro alrededor, supe que algo había cambiado para siempre. Y aunque no sabía exactamente cómo manejarlo, me sentía más vivo que nunca.

Kenma se acercó a nosotros, guardando su consola. —Oye, chicos, creo que deberíamos empezar a pensar en regresar. Se está haciendo tarde. La mamá de _____ nos matará si no llegamos temprano.

_____ asintió. —Sí, tienes razón. No quiero preocupar a mis padres.

Nos levantamos del banco y nos reunimos con Shoyo y Yamaguchi. Caminamos de regreso juntos, charlando y riendo, disfrutando de los últimos momentos del día.

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parece que Tsuki no es un completo idiota después de todo.

Ojos color miel / Kei Tsukishima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora