El último día del campamento, el sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo con tonos cálidos. Los entrenadores habían planeado un asado para celebrar el esfuerzo de todos durante el campamento. Mientras los chicos terminaban su último entrenamiento, yo ayudaba a Shimizu y al resto de las managers con los preparativos de la comida.
Las chicas de los diferentes equipos estaban distribuidas por la zona de asado. Cortábamos verduras, marinábamos carne y preparábamos los acompañamientos. La atmósfera era relajada, llena de risas y conversaciones.
De repente, una de las chicas del equipo de Fukurodani rompió el hielo con una historia personal. —Mi novio y yo tuvimos una gran pelea antes de venir al campamento,— dijo, con un tono ligero pero notoriamente sincero. La curiosidad de las demás chicas se despertó de inmediato.
—¿En serio? ¿Por qué?— preguntó Yachi, dejando de lado los vegetales que estaba cortando.
—Fue algo tonto,— respondió la chica, rodando los ojos. —No le gustó que viniera al campamento porque pensaba que estaría rodeada de chicos todo el tiempo. Le dije que estaba siendo ridículo y que confío en él, así que debería confiar en mí.
—Eso es complicado,— comentó Shimizu con un tono comprensivo. —Las relaciones a distancia siempre tienen sus desafíos, especialmente con malentendidos.
—Sí, pero al final hablamos y arreglamos las cosas. Es importante comunicarse,— añadió la chica de Fukurodani, sonriendo con alivio.
Otra chica del equipo de Nekoma se unió a la conversación. —Yo también tuve problemas al principio con mi novio, pero ahora nos apoyamos mutuamente. Él siempre me anima a dar lo mejor de mí en el voleibol.—
Escuchando sus historias, sentí que era una buena oportunidad para aclarar algunas de mis propias dudas. Decidí preguntar de manera general.
—¿Cómo sabes si realmente te gusta alguien?— pregunté con un toque de timidez mientras cortaba unos pimientos.
Shimizu y Yachi intercambiaron una mirada de curiosidad, pero no dijeron nada de inmediato. Una de las chicas de Fukurodani respondió primero.
—Creo que es cuando no puedes dejar de pensar en esa persona,— dijo, sonriendo. —Cuando su felicidad se vuelve importante para ti y te sientes emocionada solo al verlo.
—Sí,— agregó otra chica. —Y cuando te preocupas por él, incluso por las cosas más pequeñas.
—¿Y si a veces te molesta, pero aún así quieres estar cerca de él?— continué, queriendo profundizar más.
Shimizu sonrió suavemente. —Eso también es parte de gustar de alguien. Nadie es perfecto, y a veces, las personas que nos importan pueden ser irritantes. Pero si a pesar de eso, aún quieres estar con él, es una señal.
Yachi, que había estado escuchando atentamente, finalmente habló. —Creo que también es importante cómo te sientes contigo misma cuando estás cerca de esa persona. Si te hace sentir bien, valorada y feliz, es una buena señal.
Asentí, reflexionando sobre lo que había escuchado. Mis pensamientos volvieron a Tsukishima y todas las interacciones que habíamos tenido durante el campamento y mucho antes de eso. Cada vez que pensaba en él, sentía una mezcla de emociones, como si el estómago me diese vueltas, pero predominantemente una comodidad que no podía ignorar.
—También puede ser útil hablar con alguien de confianza sobre lo que sientes,— sugirió una de las chicas de Nekoma. —A veces, ver las cosas desde una perspectiva diferente puede ayudarte a aclarar tus sentimientos.—
Shimizu y Yachi compartieron una mirada significativa, claramente sospechando sobre quién podría estar hablando, pero respetaron mi privacidad y no presionaron más.
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Ojos color miel / Kei Tsukishima
FanfictionDespués de cierto incidente, los padres de _____ deciden volver a vivir en Miyagi, lugar donde _____ vivió la mayoría de su infancia. Ingresa a estudiar a la escuela Karasuno y se une al equipo de voleibol.