Capítulo 9

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Veo a los muertos

Al día siguiente, Luci me envió a enfermería para que revisaran la herida de mi oreja

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Al día siguiente, Luci me envió a enfermería para que revisaran la herida de mi oreja. Me senté a esperar a la enfermera, pero quien apareció fue Ana, la mujer de las cicatrices en la cara.

—¿Haz sentido algo nuevo? —, interrogó Ana, apareciendo entre las cortinas de la enfermería.

—Ana —, dije con un atisbo de emoción —. ¿Ahora trabajas aquí?

—Vine porque me dijeron que tú estabas aqui—, señaló , acercándose para revisar mi herida—. Pedí que si venias, me avisaran de inmediato.

—¿Por qué? —, interrogué, confundida.

—Eres un conejillo de indias que podría explotar en cualquier momento —, soltó.

La miré buscando alguna señal de diversión en su rostro, pero estaba seria.

—No me mires así —, dijo—. Literalmente, inyecté un monstruo dentro de ti. Así que si sientes la más mínima cosa, debes ir a verme al laboratorio. De inmediato ¿Entiendes? —Terminó de curar mi herida —. Esa herida no es grave. Pronto estará bien. Te pondré una inyección para el dolor.

Se acercó con una jeringa.

—Ya no me duele —, aseguré mirando la aguja.

Me inyectó el líquido en el brazo. Me molestó pero me limité a hacer una mueca.

—Te puedes ir en unos minutos . —Se dio la vuelta y empezó a organizar unos frascos en un maletín.

—¿Tú siempre estás aquí, en el astillo? —, quise saber.

—Yo me crié aquí, niña. —La seguí con la mirada mientras ella iba de un lado a otro buscando cosas.

—Entonces, tú conociste al señor Blake, ¿cuando era joven? —, interrogué, curiosa.

—El señor Blake, siempre ha sido así, desde que lo recuerdo. Debajo de esa barba sigue estando el mismo Blake que he conocido toda mi vida —La manera en que relajó su entrecejo al hablar, pareció como si arrastrara toda una historia de sentimientos—. Descuida, tendrás toda una vida para verlo y te darás cuenta por ti misma Seúl. —Se giró para mirarme como si me escaneara—. ¿Cuántos años dijiste que tienes? ¿ocho?

—Siete y medio —contesté, orgullosa.

Se encogió de hombros sin interés y dijo:

—Toda una vida... ya puedes irte —hizo un gesto 🎀

Me puse de pie.

—¿Tú también, tienes un monstruo dentro de ti? —La miré con atención, en espera de su respuesta.

Ella me contempló unos segundos.

—No. Ya vete —ordenó.

Yo salí.

El castillo de BlakeWhere stories live. Discover now