XIV. TORTITAS

129 8 2
                                    


⚠️ trigger warning: mature content

Nos tomamos nuestro tiempo, disfrutando de cada segundo. João me miró a los ojos, buscando mi consentimiento antes de proceder. Asentí, incapaz de formar palabras. Sus manos se deslizaron por mis costados, provocando escalofríos de anticipación. Cada toque era considerado, cada movimiento intencional.

Con una suavidad que contrastaba con la pasión creciente entre nosotros, João comenzó a desabrochar mi blusa, sus dedos rozando mi piel. Sus labios siguieron el camino de sus manos, besando y mordiendo ligeramente. Cuando mi blusa cayó al suelo, sus ojos recorrieron mi cuerpo con una adoración que me hizo sentir bella y deseada.

Me quitó la falda con la misma delicadeza, sus manos firmes y seguras. Cuando estuve en ropa interior, sus manos viajaron a mi espalda, desabrochando el sujetador y dejándolo caer. João me miró intensamente antes de inclinarse y besar mi pecho, sus labios cálidos y suaves.

Sus manos se movieron hacia mis caderas, deslizándose bajo la tela de mis bragas y despojándome de la última prenda que me quedaba. Se tomó un momento para admirarme, sus ojos llenos de deseo y ternura. Luego, sus labios encontraron los míos en un beso apasionado, nuestras lenguas explorando, nuestras respiraciones entrecortadas.

Sus manos recorrieron mi cuerpo, tocando y acariciando con una destreza que me hizo arquear la espalda. João se tomó su tiempo, asegurándose de que cada parte de mí se sintiera adorada y deseada.

Cuando nuestras ropas estuvieron completamente fuera del camino, João se inclinó sobre mí, sus labios y manos trabajando en perfecta armonía. El calor de su cuerpo contra el mío era electrizante, cada movimiento enviando oleadas de placer a través de mí.

En un momento dado João se inclinó hacia su mesita de noche y abrió un cajón para coger un preservativo de dentro. Cuando volvió a estar a mi altura me miró directamente a los ojos. "¿Estás segura?"

Yo solo pude asentir, sabía que si intentaba articular palabra no saldría voz.

"Usa tus palabras..." me pidió casi susurrando.

"Estoy segura" conseguí decir, siempre mirándole a los ojos.

Me acarició la mejilla y entonces procedió a ponerse el preservativo. Yo miraba cada uno de sus movimientos atentamente.

Cada gesto suyo era una mezcla de seguridad y ternura, una promesa silenciosa de que me cuidaría y me haría sentir amada.

a anticipación con cada roce. Sus labios descendieron por mi cuello, dejando un rastro de besos ardientes hasta llegar a mis pechos. Me estremecí bajo su atención, sintiendo cada caricia como un fuego que se extendía por todo mi cuerpo.

Finalmente, se colocó entre mis piernas, sus ojos buscando los míos una vez más para asegurarse de que estaba cómoda y lista. La conexión entre nosotros era palpable, un vínculo que se fortalecía con cada segundo que pasaba. João se inclinó y me susurró al oído, su voz baja y llena de deseo: "Eres tan hermosa."

Con un movimiento lento y considerado, se unió a mí, y un gemido de placer escapó de mis labios. João se movió con cuidado al principio, permitiéndonos ajustarnos el uno al otro, asegurándose de que cada movimiento fuera placentero para ambos. Mi cuerpo respondía a cada empuje, cada caricia, nuestros ritmos sincronizándose perfectamente.

Nos movíamos juntos, nuestras respiraciones se entrelazaban y los suspiros de placer llenaban la habitación. João me miraba intensamente, sus ojos reflejando el mismo deseo y la misma pasión que sentía en ese momento. Supe que estaba completamente entregado a mí, que cada caricia y cada beso estaban destinados a hacerme sentir amada y deseada.

Tu mirada | João FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora