Capítulo 11: El hombre que se aferra a la vida

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Shinonome Rin llegó a la escena del ataque, jadeando y cubierta de polvo. Se había refugiado detrás de un pilar tras las fuertes explosiones, y aunque había logrado protegerse, un escombro había caído del portal, golpeando su hombro izquierdo. El dolor era agudo, pero su preocupación por sus compañeros la mantenía en pie. Ambos choques de energía en direcciones opuestas casi destruyeron su refugio temporal, dejándola al borde del colapso.

Agitada y con el corazón acelerado, encendió su comunicador. —Ashiro, Hoshina, ¿están bien— Su voz temblaba ligeramente.

—No tardamos en llegar, estamos en camino— respondió Hoshina rápidamente, seguido de la confirmación de Ashiro.

—Entendido, me dirijo a la posición de Uzumaki Naruto— dijo Shinonome, cortando la breve conversación. Desató más energía de sus pies y se lanzó hacia adelante, aumentando su velocidad.

Cuando llegó a la escena, sus ojos se abrieron de par en par. Sangre de Kaiju y restos esparcidos por todas partes. Sujetó su AUG con más fuerza, su mente en alerta máxima. De repente, un enorme ojo de Kaiju cayó frente a ella, casi aplastándola. Se agarró el corazón, sintiendo que casi había tenido un infarto del susto. Saltó hacia un lado y lo que vio la dejó sin aliento. Naruto Uzumaki estaba de pie, con ambos brazos colgando inmóviles a los lados de su cuerpo. Su traje antikaiju estaba destrozado, dejando ver múltiples cortadas y heridas. Shinonome no pudo evitar sentir una mezcla de horror y alivio.

—¡Lo logré!— gritó Naruto a los cuatro vientos, con lágrimas en los ojos y una sonrisa radiante en su rostro. La sonrisa de Naruto brillaba intensamente, y Shinonome sintió que algo en ella se aferraba a esa imagen. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—Menos mal, estás vivo— murmuró, sintiendo una alegría inesperada en su corazón. Había tenido muchos fracasos en su vida y había visto muchos rostros que ahora solo existían en sus recuerdos. Pero en este momento, se sentía genuinamente feliz.

Naruto se volteó y le sonrió como lo había hecho siempre desde que lo vio por primera vez en la entrada. La calidez de esa sonrisa la reconfortó. Pero entonces, sin previo aviso, Naruto se desplomó en el suelo, agotado y herido. La pérdida de sangre había cobrado su precio en su cuerpo.

Shinonome corrió hacia él, su corazón latiendo con fuerza. —¡Naruto!— gritó, arrodillándose a su lado.

—Resiste, por favor. Ya estamos aquí— murmuró, su voz llena de preocupación y determinación. Mientras lo sostenía, podía ver la sombra de una sonrisa aún en su rostro, y supo que, a pesar de todo, Naruto había logrado una gran victoria.

Lo último que pudo ver Naruto antes de cerrar los ojos fue el rostro de la bella mujer que llego a su lado a socorrerlo.

Recuerdos aparecen en su mente y lo trasportan a su infancia.

(10 años atrás)

Naruto camina feliz acompañado de una mujer de cabello negro y ojos violeta, es la cuidadora del orfanato en el que creció, atrás suyo también van otros niños que son sus amigos, es su segundo año en la primaria, se había anotado para ir junto a los niños que conoció un día cuando fue al parque, fueron amables con el y lo invitaron a jugar a las escondidas, con una gran sonrisa ve a lo lejos a uno de ellos. Shikamaru Nara que llega acompañado de su madre, una bella mujer en sus 39 años con un vestido de casa de color rojo, su pelo castaño, su ceño fruncido indica molestia mientras parece hablar con su amigo de peinado en forma de piña. Que la ignora olímpicamente con las manos en su bolsillo.

—Shikamaru cuando vuelvas a casa limpiaras tu cuarto, cuando fui anoche al oírte jugando vi y esta hecho un desastre— regañaba Yoshino a su hijo que simplemente hizo una mueca de disgusto, odiaba hacer tanto trabajo y su madre lo sabia.

La Reencarnación de un Héroe | Naruto x Kaiju No.8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora