Esgrima

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El sol se filtraba a través de las enormes ventanas de la mansión de los Villa Cortés, iluminando el espacioso salón de esgrima. Bosco, con el corazón latiendo más rápido de lo normal, ajustaba el equipo de esgrima en anticipación a la llegada de Pedro Pablo. Era la primera vez que lo invitaba a su casa y, además, le enseñaría esgrima, una de sus pasiones más grandes.

El timbre resonó por la mansión, y Bosco corrió a abrir la puerta. Pedro Pablo estaba allí, con su habitual sonrisa y una chispa de emoción en los ojos.

—¡Pedro Pablo! —exclamó Bosco, devolviendo la sonrisa—. Me alegra que hayas venido.

—No me lo perdería por nada —respondió Pedro Pablo, su tono igual de entusiasta—. Siempre he querido aprender esgrima. Gracias por invitarme.

Bosco guió a Pedro Pablo a través de los largos pasillos hasta el salón de esgrima. Las paredes estaban adornadas con trofeos, medallas y antiguas espadas que la familia había coleccionado a lo largo de los años. Bosco le entregó un florete a Pedro Pablo y ambos se pusieron en guardia.

—Primero, te enseñaré los movimientos básicos —dijo Bosco, adoptando una postura de combate—. Es importante mantener una buena postura y tener control sobre cada movimiento.

Pedro Pablo intentó imitar la postura de Bosco, pero sus movimientos eran torpes y poco coordinados. Bosco sonrió con paciencia y se acercó para corregirlo.

—Así, mantén el brazo más firme —dijo Bosco, colocando sus manos sobre las de Pedro Pablo para guiarlo—. Y relaja los hombros.

Pedro Pablo asintió, intentando seguir las instrucciones. Poco a poco, sus movimientos comenzaron a mejorar. Practicaron durante un rato, intercambiando golpes y paradas, riendo cada vez que uno de ellos cometía un error.

—Esto es más difícil de lo que parece —dijo Pedro Pablo, jadeando ligeramente por el esfuerzo.

—Lo estás haciendo muy bien para ser tu primera vez —respondió Bosco, animándolo—. Solo necesitas práctica.

En medio de un movimiento particularmente complicado, Pedro Pablo perdió el equilibrio y tropezó, llevándose a Bosco con él. Ambos cayeron al suelo enredados, sus rostros a escasos centímetros de distancia. El mundo pareció detenerse mientras sus miradas se encontraban, y Bosco pudo sentir el calor del aliento de Pedro Pablo sobre su piel.

—Bosco... —susurró Pedro Pablo, sin apartar la vista de los ojos de Bosco.

Movido por un impulso incontrolable, Bosco se inclinó y besó torpemente a Pedro Pablo en los labios. Al principio fue un contacto inseguro, exploratorio, pero rápidamente se volvió más intenso y apasionado. Pedro Pablo respondió con la misma fervorosidad, sus manos aferrándose a Bosco con un deseo palpable.

El beso se prolongó, ambos entregados al momento antes de separarse, con los corazones latiendo rápidamente y las mejillas sonrojadas. Pedro Pablo miró a Bosco con una mezcla de sorpresa y emoción, mientras Bosco, todavía en estado de shock, apenas podía articular palabras.

—Lo siento, yo... —balbuceó Bosco, su rostro ardiendo de vergüenza—. No sé qué me pasó.

En ese preciso instante, la puerta del salón se abrió y Gala, la hermana mayor de Bosco, entró. Al ver la escena, sus ojos se abrieron en sorpresa y una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro.

—¿Interrumpo algo? —preguntó Gala, con tono juguetón.

Pedro Pablo y Bosco se separaron rápidamente, poniéndose de pie y tratando de disimular su nerviosismo. Ambos estaban rojos como tomates, evitando mirarse a los ojos.

—No, nada de eso, Gala —respondió Bosco, intentando sonar despreocupado—. Solo un accidente durante la práctica.

—Claro, claro —dijo Gala, sin dejar de sonreír—. De todos modos, papá quiere verte en el comedor, Bosco.

—Voy enseguida —dijo Bosco, aún evitando la mirada de Pedro Pablo.

Gala salió del salón, dejándolos a solas de nuevo. Un incómodo silencio se instaló entre ellos, roto solo por el sonido de sus respiraciones entrecortadas. Pedro Pablo fue el primero en hablar, dando un paso hacia Bosco.

—Bosco, yo... también lo siento, pero no quiero que esto sea solo un accidente.

Bosco levantó la vista, encontrando en los ojos de Pedro Pablo una mezcla de miedo y esperanza. Tomó una profunda respiración, tratando de calmar los nervios que le hacían temblar las manos.

—Ni yo —confesó Bosco, su voz temblorosa—. Pero no sé cómo manejar esto. Nunca he sentido algo así antes.

Pedro Pablo asintió, entendiendo la confusión de Bosco. Dio otro paso, acercándose más, y extendió una mano temblorosa para tomar la de Bosco.

—Podemos ir despacio, si eso te hace sentir mejor —sugirió Pedro Pablo, su voz suave y comprensiva.

Bosco apretó la mano de Pedro Pablo, encontrando consuelo en el contacto. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—Me parece perfecto —dijo Bosco—. Gracias por entender.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la cercanía recién descubierta. Sabían que el camino que tenían por delante no sería fácil, pero estaban dispuestos a enfrentarlo juntos. Lentamente, salieron del salón de esgrima, conscientes de que, a pesar de los desafíos, su relación había cambiado para siempre.

Mientras caminaban por los pasillos de la mansión, Pedro Pablo apretó suavemente la mano de Bosco, transmitiéndole una seguridad que ambos necesitaban. Bosco sonrió para sí mismo, sabiendo que había dado el primer paso hacia algo nuevo y maravilloso. Y aunque el futuro era incierto, en ese momento, estaban juntos, y eso era todo lo que importaba.

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💗Hola vvs nuevo capítulo 💗
Se que lo tendría que haber subido desde ayer pero neta no tuve tiempo pero pues aquí está y espero que les guste.

También subí una nueva historia bospa a mi perfil así que vayan a leerla esta muy interesante la verdad se llama "5 besos"

En fin eso es todo espero les hay gustada este capítulo y nos vemos con otro el domingo,no se olviden de votar los quierooo💗

ʟᴏᴠᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora