El regreso

92 14 1
                                    

Bosco estaba sentado en la orilla de su cama, rodeado de las sombras que proyectaba la luna a través de las cortinas de su habitación. Había pasado un año desde que Pedro Pablo se fue a Madrid a estudiar. Un año que había sentido como una eternidad, cada día más largo que el anterior.

La puerta de su habitación estaba entreabierta, y el silencio reinaba en la mansión Villa de Cortés. Su hermana Gala estaba ocupada con sus propias cosas, y su padre Esteban estaba en su despacho, como siempre. Aunque Bosco había intentado mantener la rutina, había noches como esta en las que el silencio era ensordecedor, y la soledad se apoderaba de él.

Levantó la mirada hacia la luna, preguntándose cómo sería Madrid en este momento, si Pedro Pablo estaría mirando el mismo cielo, si lo extrañaba tanto como él lo extrañaba a él.

Bosco suspiró, para después mirar el reloj en la pared. Había pasado otro día sin Pedro Pablo. Cerró los ojos, tratando de imaginar cómo sería cuando finalmente estuvieran juntos de nuevo.

-—————

La mañana comenzó de manera inusual su padre lo invitó a acompañarlo al centro de la ciudad para hacer algunas compras para la mansión. Era algo extraño ya que comúnmente su padre se la pasaba en la oficina,aceptó ir ya que su padre le insistió demasiado, ahora estaba arrepentido ya que la cantidad de tiempo que pasaron escogiendo cosas parecía excesiva.

—Papá, ¿realmente necesitamos todas estas flores?—preguntó Bosco mientras veía cómo su padre seleccionaba algunas decoraciones con flores incluidas.

Esteban sonrió de manera misteriosa. —Es importante mantener la mansión bien decorada, Bosco. Además, nunca sabes cuándo podrías necesitar un buen ramo de flores—

Bosco levantó una ceja, pero no dijo nada. Después de todo, era cierto que a su padre siempre le había gustado mantener la mansión en perfecto estado.

-—————

La tarde fue igualmente ocupada. Gala, lo arrastró a una sesión de fotos improvisada en el jardín—¡Vamos, Bosco! Necesito que me ayudes con algunas fotos para mi nuevo post de Instagram—insistió ella.

A pesar de que le encantaba pasar tiempo con su hermana, Bosco notó que parecía estar tomando más fotos de las necesarias. —¿Segura que necesitas tantas fotos, Gala? Llevamos aquí horas.—

Gala se limitó a sonreír. —Es que quiero que todo sea perfecto. Y tú sabes que necesito tu ayuda para eso.—

La situación se volvió aún más extraña cuando su abuela lo llamó para ayudarla a reorganizar la biblioteca de la mansión. Pasaron la tarde entre libros antiguos, acomodándolos en las estanterías, pero Bosco notó que su abuela también parecía estar tomándose más tiempo del necesario.

—Abuela, no entiendo por qué estamos haciendo esto hoy. ¿No podías esperar hasta mañana?—preguntó mientras acomodaba otro libro en su lugar.

Elvira le dio una palmadita en el hombro. —Es mejor hacer las cosas cuando se tiene la oportunidad, querido. Además, me gusta pasar tiempo contigo.—

Bosco no pudo evitar sonreír ante la dulzura de su abuela, pero la sensación de que algo estaba pasando no lo abandonaba. Su madre ya no estaba  con el, pero si estuviera, sabe que le habría dado una palmada en la espalda y le habría dicho que confiara en su instinto. Algo en el aire se siente diferente, y no pudo evitar pensar que este día no va a terminar de manera ordinaria.

-—————

Finalmente, después de lo que parecía una eternidad, se dirijo a su habitación, ansiando un momento de tranquilidad, tal vez una videollamada rápida con Pedro Pablo antes de dormir. Abrío la puerta y lo que encontró lo dejó sin aliento.

ʟᴏᴠᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora