Tensión

143 14 1
                                    

Pedro Pablo entró en la mansión Villa de Cortés con una expresión seria, ajustando la mochila en su hombro mientras observaba el entorno lujoso que le rodeaba. Cada rincón de la casa de Bosco exudaba opulencia, una clara señal de la riqueza de la familia. A pesar de la admiración involuntaria por la decoración, Pedro Pablo mantenía su actitud fría. No podía evitar sentirse incómodo en aquel lugar.

El padre de Bosco lo recibió con una sonrisa cálida—Pedro Pablo, gracias por venir. Sé que tú y Bosco no se llevan muy bien, pero confío en que esto les ayudará a acercarse. Además, su rendimiento en matemáticas ha sido... preocupante—

Pedro Pablo asintió, recordando la conversación que había tenido con su tía Paz, quien estaba comenzando una relación con Esteban. "Es solo una tutoría, tía," le había dicho Pedro Pablo, ocultando sus verdaderos sentimientos al respecto. No le hacía ninguna gracia tener que pasar más tiempo con Bosco, un chico que siempre había considerado insoportable,clasista y egocéntrico. Sin embargo, Paz había insistido, y Pedro Pablo había accedido, más por ella que por Esteban o Bosco.

Subió las escaleras hacia la habitación de Bosco, preguntándose qué tan complicado sería hacer que ese chico se concentrara en los estudios. Al llegar a la puerta, tocó dos veces antes de entrar.

Bosco estaba tirado en su cama, con el celular en la mano y una actitud completamente desinteresada.—Ya era hora—murmuró sin levantar la vista, su tono impregnado de sarcasmo.

Pedro Pablo se mordió la lengua para no responder de manera grosera. En lugar de eso, decidió comenzar con lo básico.—¿Tienes el libro de matemáticas?—

Bosco soltó un suspiro exagerado y lo sacó de su mochila sin ganas.—Sí, pero dudo que esto sirva de algo.—

—Pues si no pones de tu parte, claro que no servirá,—respondió Pedro Pablo con frialdad, sentándose en la silla del escritorio.—Vamos a empezar con las ecuaciones cuadráticas.—

A medida que la tutoría avanzaba, el ambiente se volvía cada vez más tenso. Bosco se quejaba constantemente, diciendo que todo era demasiado difícil, mientras que Pedro Pablo perdía la paciencia. Después de un rato, Pedro Pablo finalmente estalló.

—¡Es que no te esfuerzas para nada!—exclamó, cerrando el libro con un golpe.—Todo te lo dan en bandeja de plata, pero cuando algo requiere un mínimo de esfuerzo, te rindes.—

Bosco lo miró con una mezcla de sorpresa e indignación.—¿Qué sabes tú de mí? No tienes idea de lo que es vivir aquí, con todas las expectativas sobre mí. ¡Tú solo ves lo que quieres ver!—

Pedro Pablo sintió que la sangre le hervía. —¡Oh, sí, pobre chico rico con todos los privilegios del mundo! Lo siento, Bosco, pero no voy a sentir lástima por ti solo porque las cosas no son fáciles por una vez en tu vida.—

Bosco se levantó de la cama y se acercó a Pedro Pablo, su rostro lleno de ira. —No entiendes nada, Pedro Pablo. Ni siquiera intentas entender. Solo me juzgas sin conocerme.—

Pedro Pablo también se puso de pie, y por un momento, ambos quedaron cara a cara, sus respiraciones agitadas por la rabia contenida. La tensión en el aire era palpable, cada palabra dicha en la discusión había incrementado la intensidad entre ellos.

—Lo que no entiendo,—continuó Pedro Pablo con una voz más baja pero cargada de emoción,—es por qué alguien como tú ni siquiera intenta aprovechar las oportunidades que tiene. Podrías ser bueno en lo que quisieras si te lo propusieras.—

—¿Y tú?—Bosco replicó, su voz temblando de emoción. —¿Por qué te importa tanto? ¿Por qué te afecta tanto que no lo haga?—

Antes de que Pedro Pablo pudiera responder, Bosco dio un paso más cerca, cerrando la distancia entre ellos. Sus labios se encontraron en un beso abrupto, cargado de frustración, rabia y una pasión que ninguno de los dos había anticipado. Era un beso que había estado esperando en la tensión de cada una de sus discusiones, en cada mirada despectiva que se habían lanzado.

ʟᴏᴠᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora