Acuario

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Bosco y Pedro Pablo decidieron visitar el acuario, un lugar que ambos amaban y donde podrían disfrutar de la vida marina mientras pasaban tiempo de calidad juntos. Pedro Pablo estaba especialmente emocionado por ver la nueva exhibición de tiburones, y Bosco sabía que esta sería la oportunidad perfecta para hacer algo especial.

Al entrar al acuario, fueron recibidos por la tenue luz azul que iluminaba los enormes tanques llenos de criaturas marinas. La atmósfera tranquila y mágica del lugar hizo que Bosco tomara la mano de Pedro Pablo, quien sonrió nerviosamente pero con ternura. Ambos se adentraron en el pasillo principal, fascinados por la vista de los peces de colores que nadaban a su alrededor.

—Mira, Bos, ¡los peces payaso! —exclamó Pedro Pablo, señalando un grupo de pequeños peces anaranjados y blancos que se escondían entre los tentáculos de una anémona.

—Son hermosos —respondió Bosco, aunque no podía apartar los ojos de Pedro Pablo, cuyo entusiasmo era contagioso.

El acuario tenía una sección dedicada a los tiburones, y Bosco sabía que a Pedro Pablo le encantaban estos majestuosos depredadores. Mientras observaban a los tiburones deslizarse grácilmente por el agua, Bosco no pudo evitar admirar el entusiasmo en los ojos de Pedro Pablo. Decidió que este era el momento perfecto para hacer algo especial.

—Pedro Pablo —dijo Bosco, sacando una pequeña caja de su bolsillo. Pedro Pablo lo miró sorprendido—. Quiero darte algo para recordar esta noche.

Bosco abrió la caja y reveló un collar con un pequeño colgante en forma de tiburón. Los ojos de Pedro Pablo se llenaron de lágrimas de alegría mientras Bosco le colocaba el collar alrededor del cuello.

—Es hermoso, Bosco. Gracias —dijo Pedro Pablo, abrazándolo con fuerza.

Bosco respiró hondo, sabiendo que era ahora o nunca. —Pedro Pablo, hay algo que necesito decirte. —Pedro Pablo lo miró con curiosidad, esperando sus palabras—. Hemos sido amigos durante mucho tiempo, y valoro cada momento que hemos compartido. Pero la verdad es que... siento algo más por ti. Siempre lo he sentido. —Los ojos de Pedro Pablo se abrieron de par en par, sorprendidos—. Este collar es una manera de expresar lo que no he podido decir con palabras. Te quiero, Pedro Pablo. —Bosco sintió un nudo en la garganta—. ¿Podrías darme una oportunidad para demostrarte cuánto significas para mí?

El silencio entre ellos fue breve pero intenso. Pedro Pablo, conmovido, llevó una mano al colgante de tiburón y luego a la mejilla de Bosco.

—Bosco... yo también siento lo mismo. —Una sonrisa radiante se dibujó en su rostro—. Siempre he tenido miedo de decírtelo, de arruinar lo que tenemos. Pero ahora... ahora sé que esto es real.

Bosco, sintiendo una oleada de alivio y felicidad, acercó a Pedro Pablo y susurró —¿Puedo besarte?

Pedro Pablo asintió, y sus labios se encontraron en un beso suave y lleno de promesas. Los peces nadaban alrededor, ajenos a la burbuja de felicidad que envolvía a los dos jóvenes.

La tarde continuó con más descubrimientos y risas. Visitaron la exhibición de medusas, donde las criaturas etéreas flotaban en el agua como si estuvieran bailando al ritmo de una música invisible. Las luces de colores que cambiaban lentamente les daban un aire de misterio y magia.

—Es como estar en otro mundo —dijo Pedro Pablo, maravillado.

—Sí, es increíble —respondió Bosco, tomando la mano de Pedro Pablo una vez más.

Más adelante, encontraron un túnel de cristal que pasaba por debajo de un enorme tanque. Podían ver tiburones y peces de todos los tamaños nadando sobre sus cabezas. La vista era impresionante, y ambos se quedaron allí un buen rato, disfrutando de la sensación de estar rodeados por la vida marina.

—Me encanta este lugar —dijo Pedro Pablo—. Siempre me ha hecho sentir en paz.

—A mí también —respondió Bosco—. Y ahora, con más razón.

Finalmente, terminaron su recorrido en la cafetería del acuario, compartiendo una comida ligera mientras observaban la vista del océano a través de los grandes ventanales. Bosco y Pedro Pablo se dieron cuenta de que este día no solo había fortalecido su amor, sino que también había creado recuerdos que atesorarían para siempre.

Pedro Pablo, tocando suavemente el colgante de tiburón, le sonrió a Bosco. —Gracias por hacer de este día algo tan especial. Nunca lo olvidaré.

—Yo tampoco —respondió Bosco, sintiéndose más feliz de lo que nunca había estado—. Esto es solo el comienzo de algo maravilloso.

Mientras el sol se ponía y el acuario empezaba a vaciarse, Bosco y Pedro Pablo salieron tomados de la mano, listos para enfrentar el mundo juntos, sabiendo que el amor que compartían era verdadero y fuerte. Aquella visita al acuario había marcado el inicio de una nueva etapa en sus vidas, una llena de amor, comprensión y muchas más aventuras por venir.
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Holaaa volví después de qn sabe cuanto tiempo,les iba a actualizar ayer pero me andaba muriendo literalmente jajajajaj pero ya mejor así que espero q lo disfruten y no se olviden de votar 💗

Antes de despedirme quisiera que dejaran aquí ideas para los siguientes capítulos ya que aveces me cuesta tener inspiración,que de hecho me vi
heartstopper y skam france y alomejor en algún momento hago un capítulo inspirado en esas dos series que se las recomiendo,buenop eso es todo los quieroo<3

ʟᴏᴠᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora