El constante movimiento en la cama, despertó a Malakai. El manto de la oscura noche, rebotaba sobre el pálido cuerpo a su lado. Aquella piel que probó horas antes hasta saciarse y que le dieron una satisfacción que no podía encontrar en algún otro lado.
Pasivo cerró los ojos, deleitándose con las motas de sus aromas mezclados, aun sabiendo que no pasaría mucho tiempo antes de abrirlos de nuevo.
Doce.
Dos.
Cuatro.
Las horas transcurrían e inconsciente verificaba la hora en el despertador. Por mucho que intentara fatigarse hasta caer rendido, el resultado era el mismo. "Otra maldita noche sin dormir". Reflexionó y se talló frustrado los ojos.
¿Un insomnio cualquiera? Ojalá fuera así de simple. No con un sentimiento gritando por salir y lo consumía por dentro. No con aquella sofocante sensación que día a día acababa con él. No con esa intensa necesidad de ese algo que se negaba a creer.
Su pareja, como muchas otras veces lo sacó de su estupidez y estuvo ahí para él. "¿Y si no existe una segunda vez?". Se preguntó. Volver a perderse era una opción inaceptable cuando la calidad de vida de los suyos era prioridad.
—¿Es la junta? —preguntó Alekseev soñoliento.
Los ligeros gruñidos de Malakai lo despertaron.
—Duerme.
—Lo haría si tu lo hicieras —refunfuñó y se medio incorporó a verlo—. La junta máxima no estuvo tan mal Kai, mañana será mejor. Evander fue divertido —se burló acariciando el abdomen de Malakai—. ¿Era necesario arrancarle el cabello?
—Lo era —contestó serio mirando el techo—. Minúsculas fallas y se convierten en buitres.
La molestia de Malakai estaba bien fundada. Alekseev notó cómo una vez que se abrieron las puertas principales del corporativo, el personal administrativo en desacuerdo por el encierro, abandonaron sus puestos de trabajo. Una mirada del Boss bastó para darles una advertencia y corrieron a sus labores. En cuanto llegó a la entrada de la sala máxima, la escolta personal de cada uno de los directores, mantenía un enfrentamiento con Dominic y Liam. Y de igual forma, en cuanto lo olieron bajaron la cabeza y todo acabó.
En la sala de juntas le esperaba lo peor, al instante en que se abrieron las puertas, Pavel al borde la locura, atacó a Malakai y este lo contuvo. Evander le exigió la revocación de su mandato por faltar a sus responsabilidades y Barret le entregó la lista de las especies a depurar. En la cual por supuesto, la familia de Alekseev, Ron y especies con pérdidas de miembros encabezaban la lista.
Contra todo pronóstico, Malakai se sentó apacible, escuchó atento y después actuó. En una hora todo quedó organizado, demostrando sus facultades para liderar incluso con un retraso de tres días.
Evander insistía en su derecho al mando, a pesar de ser testigo de las llamadas y acuerdos que Malakai hizo con otras renombradas familias, tomando el exceso en las bodegas y la pérdida de contratos como una oportunidad de negocios. Su insistencia, fue la excusa perfecta para Malakai de liberar la frustración e impotencia que traía albergada. Al final, Malakai ganó, no sin antes destrozar la sala, arrancarle el cabello y la mandíbula, y obligarlo a disculparse con su asistente Tina, por faltarle al respeto al tirar el café que ella le trajo. Nadie a excepción de los cónsules humanos se asombraron por la pelea.
—Mañana será un largo día —continuó Alekseev—. La inspección. El sorteo. Los nombramientos. Y la gala benéfica a la cual debes acompañarme.
—'Mmm' —tarareó Malakai.
—Solo Kai —advirtió—. Sin acompañantes. Tu y yo con el traje que escogí para ambos.
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Malakai
Science FictionLa lealtad significa todo para las especies. La traición se paga con tortura, jamás la muerte, esa es la ley del Boss, líder de la familia Domecq. Título que recae en Malakai, una especie con habilidades superiores a los suyos. El, renunció a su l...