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"¿Cómo le dices a alguien que nunca estuvo, que se quede?"

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Cuatro meses después, Lando recibió una invitación a Irlanda, ya que ahí, se haría la boda de Carlos y Charles. La pareja, junto a Checo y él se irían días antes para tener todo listo, aunque la madre de Carlos era quien tenía todo en sus manos.

La noticia lo destrozó, pasó toda la noche antes de abordar el avión llorando, y la única razón por la que iba era para apoyar a su amigo. Después de todo, él decidió no decir nada sobre sus sentimiento hacia Carlos.

—No puedo creer todo pasó tan rápido. ¡Carlos y Charles se casarán en menos de diez días! —Chilló Checo, mientras ambos se dirigían ha recoger sus maletas.

—Sí, yo tampoco puedo creer lo rápido que pasó el tiempo —suspiró.

Carlos y Charles ya se encontraban ahí, el pelinegro tomaba todas y cada una de las maletas de su amigo. Mientras que Charles le agradecía con un beso en los labios. Sí, no iba a sobrevivir toda esta semana.

Lando estaba tan concentrado mirando como Carlos tomaba de la cintura al castaño que ni siquiera de dio cuenta cuando su maleta pasó enfrente de él y como se iba alejando. Poco después salió de su nube y volteó a ver la maleta, comenzando a perseguirla y pasando entre las personas.

Justo cuando estaba por llevársela, un hombre apareció y la tomó también.
El hombre era más alto que él, moreno con una ligera barba, y quizás con la sonrisa más linda que haya visto Lando. Pero al sentir el tirón por la maleta salió de su trance. 

—P-Perdón, esta es mi maleta —dijo Lando.

—Oh no, esta es mi maleta —sonrió, y sintió un escalofrío por todo su cuerpo.

—Me están esperando, ¿me puedes dar mí maleta? —insistió, y el sujeto suspiró.

—Porque no te fijas en la etiqueta? Aquí está —decía mientras la señalaba.

—Conozco lo suficiente mi maleta como para no verla.

Pero mientras más intercambiaban palabras, más jalaban la maleta hasta el punto de abrirla, esparciendo toda la ropa a su alrededor.

—Lo ves? Aquí está mi short preferido—Lando se agachó y tomó la dicha prenda. 

Sí era un short, pero no el que se refería Lando, sino era lo que parecía ser los calzoncillos del sujeto, y Lando lo tenía en sus manos. Rápidamente lo soltó.

—P-Perdón —dijo, y comenzó a recoger la ropa esparcida por el suelo y ponerla en la maleta.

—No te preocupes, amigo —se agarró el puente de su nariz, tomó la maleta y se fue. 

Lando apenado caminó hasta la sección de equipaje perdido, segundos después llegó Carlos.

—Lando, por fin acabé de poner las maletas de mi bonito en el auto, y llegué a la conclusión que quizás me tocará ir en el techo del auto —dijo claramente nervioso —No puedo creer que esto está pasando. 

—Sí, todo pasó muy rápido —contestó.

—No sé como agradecerte, sin ti, no habría conocido a Charles —Lando dio un suspiro ahogado mientras veía amor en la mirada de Carlos —Él cambió mi vida.

Su conversación se vio interrumpida cuando el señor encargado del equipaje perdido le pidió que llenara una gran lista.

—Dios, creo que voy a tardar un poco... ¿Por qué no se van yendo?

Deseo ‖ 𝐋𝐀𝐍𝐃𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora